lunes, 11 de octubre de 2021

Torres de la Alameda 9-10-21. Arriazu. Octavio Chacón, Pérez Mota e Imanol Sánchez

 


Se anunciaba para el sábado 9 de octubre en Torres de la Alameda la corrida de “casta navarra” con lidia y muerte de 6 ejemplares con hierro y divisa de Arriazu. Aclaremos que los navarros no venían directamente de Ablitas, si no que llevaban ya una larga temporada a orillas del Tajo en la finca propiedad de José Mª López, de la ganadería El Uno, quien los adquirió en un principio para la suelta en las calles de las localidades próximas. La iniciativa de lidiar una corrida (con el visto bueno de la familia Arriazu) supongo que tiene mucho que ver con la repercusión que tuvo la tarde de Cerét con la de Reta.

Y hasta Torres de la Alameda nos acercamos un buen número de aficionados dispuestos a ver un espectáculo diferente, con aires de tauromaquia añeja de siglos pasados protagonizado por los toricos navarros. Poco público ocasional y festivo se veía, lo que a priori debía ser una garantía de que los que estábamos allí intuíamos lo que podíamos ver a continuación. Aunque lo que vimos me pareció que no era tan "iliadiable" y duro como nos habíamos imaginado.

Pero a mí personalmente no me ha defraudado nada de lo que vi. Bueno, sí. La lamentable presencia de los pitones de los seis (siete) toricos. 

Yo no sé si hubo o no manipulación, pero el aspecto era de una manipulación tan burda que hasta puedo llegar a creer que no hubo tal y que todo se explicaría en un inadecuado manejo en embarque, desembarque y corrales a un tipo de toro que, doy fé, acomete contra todo lo que se mueve. 

No pongo la mano en el fuego por ninguna de las dos versiones. Se han leído tantas cosas absurdas en las redes sociales estos días que uno ya no sabe que pensar. He llegado a leer que uno de los toros que se lidió había corrido por las calles de un cercano pueblo días atrás.

Hay que ver lo que hace el confundir un 41 (que si corrió las calles y que aparecía en principio como reseñado) con un 47 (que si se lidió en Torres) y airearlo en las redes alegremente. En fin. En los cercados de “El Maquilón” sigue habiendo toros con el hierro de Arriazu, no vaya a pensar algún “listo” que los han resucitado.

La presentación fue un tanto desigual, alguno vareado en exceso, con toros que recordaban a la imagen que tenemos de los toros navarros, sobre todo el primero y el quinto (devuelto por falta de fuerzas) que parecía recién sacado de una lámina de Goya.

En cuanto al juego que dieron, hubo más de guerra que de ballet. Sólo el lidiado en cuarto lugar tuvo embestidas rayando en la “nobleza”. Lo demás fue aspereza, genio, agresividad, y miradas espeluznantes, todo ello bajo un fondo general de mansedumbre, embestidas a media altura cuando no por las nubes, y gañafones. Y más listos que los ratones coloraos.

Poca pelea en varas, siempre con la cara arriba. Y en banderillas, el usía incumpliendo el reglamento. Ni tres pasadas ni cuatro palos.

Y todo esto dio lugar a una corrida intensa, tensa, y para no apartar la mirada ni un segundo. Cualquier cosa podía pasar. Y el culmen de la intensidad vino en la faena de Imanol Sánchez al cierraplaza.

Con todo eso, si vuelven a lidiar allí estaré.

Frente a los toricos, un puñado de valientes capitaneados por Octavio Chacón, Pérez Mota, e Imanol Sánchez.

El que peor suerte tuvo con su lote fue Pérez Mota.  

Octavio Chacón (2 orejas) sorteó un cuarto digamos “toreable”, que humillaba, al que supo entender, y hasta pareció que se encontró a gusto por momentos.

Imanol Sánchez (tres orejas) tras una faena de guerrillas a su primero, pasó directamente a la guerra total con el que cerraba plaza, al que arrancó uno a uno algunos naturales que nos pusieron los pelos de punta a los allí presentes. Toneladas de valor. Es una lástima que no veamos más a este torero, al que le va como anillo al dedo fajarse con toros complicados. Alguien decía en el tendido que Imanol es el “Rafaelillo maño”.

Destacaron en banderillas Mariano Ruiz y Venturita, y en la brega Marco Galán.

Así he visto yo la tarde. Habrá otras visiones y versiones, que en esto, ya se sabe, cada cual tiene su criterio.

En definitiva, 25 euros muy bien gastados en una tarde entretenida, intensa, diferente a la monotonía de muchas tardes de toros de nobleza ovina y toreros pintureros. Volveremos.

Visto lo visto, lo de Arriazu vale para la lidia y muerte en la plaza. No se puede dejar perder un patrimonio genético tan especial, tan arcaico, y dedicado en exclusiva durante tanto tiempo a los festejos populares, donde sin duda seguirá teniendo su destino principal.





Octavio Chacón










Pérez Mota






Imanol Sánchez