El pasado sábado me acerqué a Becerril de la Sierra.
Tenía interés en ver la novillada concurso y el cartel de novilleros anunciado. Víctor Barrio, López Simón y Adolfo Ramos.
El primero se cayó del cartel por encontrarse convaleciente y fue sustituido por Ángel Manuel Bravo.
La placita portátil casi llena para presenciar la novillada con utreros de Valdeolivas, El Retamar, Hermanos Pérez Villena, Luis Carlos Gayo, Monte La Ermita , y Pilar y Tomás Entero. Todos con muy buena presentación y excelente trapío.
Se ve que el aire serrano les sienta bien.
En primer lugar, mi enhorabuena a la Comisión y al Ayuntamiento por atreverse a organizar el festejo.
Si ya de por sí es complicado organizar una novillada, más aún si se trata de una concurso de ganaderías.
Si reinciden, habrá algunas cosas que pulir como por ejemplo el sonido, ya que a Jorge Fajardo, en labores de speaker, no se le entendía un pimiento.
En realidad había poca variedad de encastes.
Si exceptuamos al de L. Carlos Gayo, de Santa Coloma-Buendía, en el resto procedencias Domecq, Osborne, Jandilla y Núñez.
Una tarde entretenida y que resultó destacable porque se indultó un novillo, algo que personalmente nunca había presenciado “in situ”.
Hasta donde yo sé, el indulto sólo es posible en plazas de primera y segunda categoría.
…”pelillos a la mar”…
“Bobón” se llamaba el protagonista, y se seguirá llamando.
Herrado con el nº 35 de la ganadería de los Hermanos Pérez Villena y lidiado en tercer lugar por Adolfo Ramos.
Un buen novillo que se empleó con bravura en el caballo, arrancándose cuantas veces se le puso en suerte.
Resultó noble en la muleta y le permitió al melillense el lucimiento necesario. Un regalo de los que de vez en cuando produce el encaste Domecq.
Después de una faena bastante completa, cuando Ramos dio por terminado el trasteo y cogió el acero, empezaron a oírse algunas voces aisladas…”¡no lo mates!”, que pronto fueron cundiendo en el tendido hasta llegar a oídos del matador, que sin saber muy bien que hacer miraba a la presidencia esperando alguna señal.
Como allí no se movía ningún pañuelo, y después de algunos pases mas, volvió a coger la postura provocando de nuevo el griterío ya casi unánime “¡¡… no lo mates, chaval, no lo mates…!!!.
Más miradas del espada hacia el presidente, quien ante la insistencia del respetable, que paga y manda, enseñó un pañuelo de un color que no viene al caso, y que por lo menos a mi me pareció que no era el naranja reglamentario, aunque daba igual, porque todos comprendimos que “Bobón” había sido indultado.
Simuló Ramos la estocada con una banderilla blanca, y salieron los cabestros para conducir al de Pérez Villena por donde había salido minutos antes.
Bobón entrando por donde salió
A partir de ahí nadie parecía tener muy claro el ceremonial.
El novillero esperaba asomado al burladero…las alguacilillas esperaban alguna orden de alguien para hacer algo…todos esperábamos que aquello continuara…y algún subalterno mas entrado en años reclamaba a las alguacilillas ¡¡¡el rabo, el rabo…!!! a lo que estas no daban crédito y parecían preguntarse… ¿le indultamos y ahora le cortamos el rabo al pobrecico…??
Al final salieron a los medios al encuentro del matador, que recibió sendos besos y los paseó en aplaudida vuelta al ruedo.
Adolfo Ramos saludando tras el indulto
Alguna cosa más a destacar.
En cuarto lugar saltó al ruedo el novillo presentado por la ganadería de Luis Carlos Gayo, de Guadarrama.
Un Santa Coloma con muchos aires de Saltillo, poca casta, y más listo que un ratón colorao.
La falta de entendimiento fue mutua y total.
Ni el asaltillado entendió a Ángel M. Bravo, ni éste al avispado novillo.
Toreó con mucha voluntad pero fuera de sitio, sin centrarse en ningún momento, y pese a que su enemigo le hizo saber sus intenciones un par de veces, como no se entendían, sucedió que el mensaje no fue recibido y al final fue volteado sin mayor importancia.
El Santacoloma resultó listo hasta para eso.
El de Monte la Ermita , lidiado en quinto lugar por Alberto López Simón, me sirvió para confirmar dos cosas.
Que el novillo, con un trapío más que aceptable, resultó manso, parado y reservón. Calcadito a alguno de sus hermanos lidiados en Collado Mediano.
Y como segunda conclusión, que López Simón, con un estilo algo particular, es un novillero con muy buena proyección y que pese a su juventud domina perfectamente la técnica. Este chico tiene futuro.
Y en sexto lugar saltó al ruedo el de Pilar y Tomás Entero.
Un toraco con edad de novillo y hechuras de buey (y gordo).
Demostró una bravura poco habitual en el caballo, acudiendo al trote (los kilos no perdonan) pero con una alegría que daba gusto verlo.
Tanto le gustó el encuentro, que dando por terminado el tercio y cuando el del castoreño se disponía a salir del ruedo, se arrancó a por el caballo buscando mas pelea.
El caso es que Ramos, el mismo que cuajó la gran faena a Bobón, incomprensiblemente fue incapaz de pegarle un solo pase en condiciones.
Tal era el tamaño del toraco, que los subalternos ponían las banderillas por correspondencia y echaban a correr como si hubieran visto al mismísimo Lucifer en persona.
Mientras tanto, se cerraba la noche y el melillense no pasaba del tanteo.
Y cuando las luces de los focos nos indicaban ya por dónde debíamos ir abandonando los tendidos, el pobre novillo se murió de aburrimiento. O eso creo.
Aunque bien pensado, también puede ser que se muriera de envidia recordando la faena que se llevó “Bobón”, quien además, mientras él se moría de aburrimiento y sin que nadie le toreara en condiciones, descansaba en su cajón esperando las primeras curas.
Qué pena, se murió sin torear y con las orejas puestas.
Lástima que no llegó a escuchar cuando Fajardo leyó el veredicto del jurado:
Mención especial por la bravura demostrada en el caballo.
Aunque el premio se lo llevó Bobón, claro.
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