Terminó la Feria de Otoño de Las Ventas.
No voy a hacer una crónica ni una crítica… porque no soy crónico ni soy crítico.
Me quedan en la memoria algunos naturales bien ligados por Víctor Barrio en la novillada que abrió la Feria, pero sobre todos los recuerdos, me queda la conjura del arte de la tarde del sábado dos de octubre.
El toreo es emoción, es sentimiento y es arte.
El arte lo pusieron Juan Mora, Curro Díaz y Morenito de Aranda, la emoción los que lo vimos, y el sentimiento corrió a partes iguales.
Que tarde más bonita. Poderte levantar varias veces para aplaudir de verdad con la emoción de estar asistiendo a algo memorable, aunque sea de corta memoria, es impagable. Amortizas el abono.
El toreo de Juan Mora es en blanco y negro, es antiguo, es verdadero, es arte.
Con ese arte que te da licencia absoluta para hacerle una sonora pedorreta a los que vocean la vergonzosa prohibición del arte taurino.
¿Queréis arte y cultura…? ¡¡¡¡¡Pues toma ARTE y CULTURA!!!!
Que daba gusto vernos salir de la Monumental de la calle de Alcalá enfilando el metro o las cervecitas de celebración con la sonrisa dibujada en la cara…¡¡¡Toma ARTE!!!
También tengo que decir que alguna oreja me pareció de tiempos de crisis…pero en la emoción no hay crisis, y en el sentimiento de cada uno, manda cada cual.
Si la presidencia no concede las orejas que se pidieron…”mala burra hemos comprao…”
Que pena da ver toreros que se empeñan en pegar pases sin ton ni son. Llega Mora, y con quince pases de los de verdad se lleva dos orejas. Apunta y aprende.
A alguno no le dio tiempo ni de sentarse ni de ver la estocada. Estos toreros antiguos que torean con el acero en la mano nos despistan. Nunca mejor empleada la frase de “aquí te pillo y aquí te mato”. Visto y no visto…y en todo lo alto.
Y si emotiva fue la faena al primero, más emotiva fue la vuelta al ruedo…rondando los cincuenta, un torero artista y currante como el que más, que le cedió los trofeos a su chaval, que no pasará de los doce, en una clamorosa vuelta al ruedo en Las Ventas que ni el padre ni el hijo podrán olvidar jamás.
Como no se puede olvidar nunca la primera vez que oyes un “olé” de verdad en esta plaza. Se para el tiempo. No hay un “olé” que suene como en Las Ventas. Gloria bendita…
Pedazo de artistas Curro Díaz y Morenito de Aranda. El primero, jugándose la vida, así como suena, con su descastado lote.
Y el de Aranda dispuesto a no ser menos en esa liturgia de emoción y sentimiento que se palpaba esa tarde en Las Ventas.
Dos pedazos de artistas.
Que lástima da pensar en todas esas ferias llenas de pegapases, torerillos de salón y del famoseo, mientras artistas como estos tres torean cuatro tardes.
Y luego hablan de antitaurinos.
Tan aturdido y contento salía yo, que me abordaron dos guiris asombrados por la algarabía y el gentío venteño y me preguntan que …así …de repente…“¿cuantas persona allí dentro?”, a lo que yo respondo, recordando mis muchos años de estudiar inglés, que si “jao meni pipol in the plaza”.
Que si, que “yes”.
Y después de pensármelo un ratillo, le suelto…”tuentitú mil persons”. Así de golpe, como si fuera del mismo Bilbao.
Ah! Okei!...y se fueron tan contentos por donde habían venido, y yo seguí con mi sonrisa, pensando… ¿Queréis arte…? ¡¡¡Pues toma ARTE!!!
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