martes, 8 de marzo de 2011

Pesos, trapíos y tipos



La normativa legal que rige actualmente los  espectáculos taurinos en todo el territorio español, establece el peso  mínimo de las reses lidiadas en corridas de toros, que es de 460 kilos en plazas de primera categoría, 435 en las de segunda, y de 410 en las de tercera categoría al arrastre, o su equivalente de 258 en canal.
En las novilladas picadas, el peso de las reses no podrá exceder de 540 kilos en plazas de primera categoría, de 515 en las de segunda y de 270 kilogramos en canal en las de tercera categoría y en las portátiles.
En las plazas de primera y segunda categoría, el peso será en vivo, y en las de tercera, al arrastre, sin sangrar, o a la canal, según opción del ganadero, añadiendo cinco kilogramos que se suponen perdidos durante la lidia.

Hasta ahí todo claro. A partir de ahí…

Si el peso es un parámetro medible objetivamente, y al menos en la teoría, no manipulable, el trapío sin embargo viene a ser un concepto más o menos aceptado por el uso y la costumbre, pero que está muy lejos de ser algo objetivamente medible.

Lo que para unos puede resultar ser un trapío imponente, para otros puede ser la viva estampa de un carnero (carnero topador, pero carnero al fin y al cabo). Hablamos de algo sujetivo en cualquier caso.
Los tipos morfológicos característicos de cada encaste están también definidos en el Real Decreto (60/2.001) sobre el prototipo racial de la raza bovina de lidia.

A la hora del reconocimiento veterinario previo a un festejo, entran por lo tanto en juego parámetros medibles  junto con conceptos (llamémosle así) en los que la subjetividad del que juzga es evidente.
Si no hay nada legislado al respecto (¿se puede legislar sobre el trapío…?) el veterinario de turno deberá evaluar, bajo su punto de vista, con la máxima objetividad que sea posible.
Y ahí es donde yo creo que se gesta el despropósito con el que en ocasiones nos sorprende el reconocimiento. Diez pares de ojos, verían probablemente diez trapíos diferentes.

Aún así, el resultado del reconocimiento veterinario no es vinculante para quien ejerce la autoridad del festejo, y será éste, el presidente, quien asumirá la responsabilidad de admitir reses que han rechazado los veterinarios. Pero…¿Quién le pone el cascabel al gato?

Mientras los toros no vengan servidos “a cala y a cata”, como los melones, y no haya por tanto posibilidad de adivinar la bravura o mansedumbre que corre por sus venas, o esta se deduzca de escrutar su mirada mas o menos fiera, es evidente que hay que establecer algún parámetro objetivo  (el peso) que no se preste a interpretaciones subjetivas o intencionadas (el trapío).
Dando por sentado que el peso parece ser lo más fácil de medir, el problema viene cuando se generaliza y se acotan intervalos de valores que claramente perjudican, cuando no dejan directamente fuera de juego, a determinados encastes que no se caracterizan precisamente por su volumen o su peso.
Yo si creo que el aficionado, entre otros actores de la fiesta, tiene también su parte de culpa en que nos hayan impuesto el burro grande, ande o no ande.
¿Sería admisible, hoy por hoy, para la mayoría  de aficionados y público el toro chico, o terciado, pero bravo, en una plaza como Las Ventas? Sinceramente creo que no.

Como si el volumen o el peso tuvieran que ver con la bravura o la nobleza (ojo, evidentemente tampoco el peso tiene porqué  estar directamente relacionado  con el trapío…)
Que yo sepa, no se ha encontrado una relación ni directa ni indirecta entre el peso y la bravura. Aún así, cada día se demandan toros más voluminosos, con más caja y en definitiva con más peso.

En esto creo que estamos, no sé si la mayoría, de acuerdo en que es uno de los males de la fiesta en la actualidad.
Del toro grande y pesado deriva la gradual pérdida de riqueza genética, ya que los ganaderos (con más o menos pretensiones, y salvo honrosísimas excepciones de románticos de la crianza de algunos encastes) tenderán a la crianza de reses voluminosas y pesadas en detrimento del toro chico, tan bravo o más, nunca se sabrá con certeza, que el toro grande.

Tanto o más grave que la pérdida de riqueza genética resulta la aberración de la morfología (tipo)  característica de un encaste.
Aberración que se produce cuando se busca un  toro “fuera de tipo” que dé mas peso a aquellos que, de seguir perpetuando el tipo que define su encaste, difícilmente alcanzarán el peso mínimo.

Al menos para mi,  parece claro que se hace cada día más necesaria una revisión en profundidad de la normativa sobre pesos mínimos (…y máximos) que evitarían bochornos sonrojantes como el que se retornen de vuelta al campo los ejemplares que presentó a reconocimiento  Adolfo Martín la pasada feria de San Isidro.
No es cuestión de remover el asunto, pero es que hay cosas que no entiende ni un avezado surrealista.

La hipótesis de adaptar realmente, no sólo sobre el papel, el peso mínimo a la procedencia de la res abriría la posibilidad de lidiar en plazas de primera toros de aquellos encastes que dan un tipo de toro con menor peso (que no con menor bravura) y que hoy por hoy, y en aplicación de la reglamentación actual, tienen definitivamente vetada la lidia en esas plazas.

Pero  esta modificación se presenta probablemente arriesgada, porque no es fácil que público y aficionados se pongan de acuerdo en qué parámetros (y hasta qué valores) son admisibles a la hora del reconocimiento previo.

No se puede utilizar la misma vara para medir un Miura que un Coquilla. ¿El resultado? El toro grande se come al chico.
Y así seguiremos mientras no se bajen del burro y se encuentre algún tipo de solución normativa que impida, insisto,  lo que en definitiva sucede en plazas de primera categoría, en las que los encastes que dan un tipo de toro de menor peso y tamaño (tipo elipométrico  en lenguaje veterinario) están en la práctica vetados.

11 comentarios:

  1. Juselín:
    Siempre que se toca este tema, por fas o por nefás aparce que el público de Madrid quiere el toro grande a pesar de lo que sea y eso no es así. Muchos taurinos se han escudado en esa falsedad para tapar lo que quieran tapar. La afición de Madrid sabe como es cada toro, y no quiere kilos, quiere fundamentalmente toros. Todos sabemos que los Buendías no son grandes de caja, pero claro, si para lidiar en Madrid te traes lo más chico de la camada, pues lógicamente la gente no es tonta, porque además solo tiene que comparar con las novilladas. Aunque bien es verdad que a veces son los veterinarios los que dejan pasar los mulos de carga y pretenden taparse con los kilos.
    Lo que no puede ser es que el toro tenga que ser grande o chico dependiendo de las necesidades de ganaderos, toreros o empresarios. Y como ejemplo de esto está el caso de Victorino, que siempre llevaba a Madrid unas seloras corridas de toros, sin tildar a este toro de grandón, ni pesado, pero en un momento por exigencias de su guión, decidió que el toro grande no se movía, que no se podía hacer nada y resulta que echó una corrida ratonil, y como él, muchos más ganaderos que se escudan en los kilos para tapar su falta de presencia.
    Un saludo

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  2. DE ACUERDO CON EL SEÑOR ANTERIOR,inventos de los taurinos, que no opiniones de los aficionados, ya esta bien de hechar las culpas a los aficionados.
    Culpables toreros y ganaderos, al servicio unos de otros.

    Pepe

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  3. Juselin: Creo que has tocado algunos temas de gran interés, no en vano, las cuestiones relativas al reconocimiento de las reses son de importancia capital para ofrecer un espectáculo integro y salvaguardar los derechos de los espectadores.

    Desde mi punto, el peso mínimo exigido no puede considerarse el causante del toro grandón y atacado de kilos. Estamos hablando de pesos entre 410 y 460 kg para corridas de toros, no creo yo que tales pesos puedan considerarse excesivos. De hecho, creo recordar que los toros que rechazaron (bochornosamente, estoy contigo) a Adolfo Martín estaban todos dentro del peso exigido.

    En cuanto a modular los criterios de peso en relación al encaste de las reses, me parece que sobre el papel puede ser una gran idea, pero en la práctica me parece complicado de llevar a cabo ¿como hacer una norma así? ¿que pasa con los encastes que no son puros? ¿se pueden catalogar todas las ganaderías en tal o cual encaste?.

    Pero de todo este tema, lo que me parece más interesante es lo relativo a la valoración (subjetiva, como bien dices) del trapío de los toros. ¿Están adecuadamente formados los veterinarios? ¿valoran el trapío de las reses en relación a su encaste -en este caso se puede y se debe, al ser un criterio subjetivo? ¿es admisible que el informe emitido por veterinarios no sea vinculante para el presidente del festejo (que en numerosas ocasiones es juez y parte, por tratarse del alcalde o concejal del ayuntamiento que organiza el festejo)?

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  4. Efectivamente, Enrique, lo del peso se convierte muy frecuentemente en una excusa que oculta carencias y vergüenzas empresariales y ganaderas.

    Ahí es donde se confunde el peso con el trapío. Seguro que habréis visto, como yo, muchos toros escasos de peso con un trapío imponente, y viceversa, mulos zambombos con presencias inaceptables.

    Objetivamente, en la teoría la reglamentación contempla un abanico de kilos suficientemente amplio para que tenga cabida cualquier encaste, pero si nos acostumbran al burro grande, a ver qué veterinario, en Las Ventas o donde sea, es capaz de aprobar una corrida con peso justito y buen trapío. Dificil.
    Y ahí yo si creo que tiene su cuota de culpa una parte del público, esa parte (importante) de público, no creo que mayoritaria, que es la que al final llena las tardes isidriles.
    Y al final, indirectamente, arrincona los tipos de toro con menos peso, y no por eso con menos trapío y bravura, porque el trapío requiere equilibrio y armonía, y la bravura, como digo, mientras no vengan a cala y a cata…

    Y lo contrario, como sucedió con la corrida de Adolfo Martín, en la que creo recordar que oficialmente se devolvió al campo (en parte, luego el ganadero actuó según su criterio) no por falta de peso, sino por falta de remate en los cuartos traseros, cuando este toro es así, y no me creo yo que a ese nivel haya dificultades para conocer los prototipos de ese encaste en particular (¿recuerdan lo que nos echaron a cambio?)
    Por cierto, Oscar, yo también creo que el dictamen veterinario debe ser vinculante si o si en muchos aspectos, y que cada palo aguante su vela, pero ¿en el asunto del trapío no tendrían algo que decir, por ejemplo, los aficionados? ¿De que manera?



    saludos

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  5. El problema es que luego las autoridades se quieren "proteger" aprobando verdaderos mulos y creen que "salvan el prestigio" dejando pasar moles de carne, provistas de mucha leña, sin importar que concuerden o no con el "prototipo de la raza" de la que provienen y que esa discordancia influya sobre la falta de juego que puedan dar en el ruedo.

    Los ganaderos, para no verse excluidos de las plazas "de primera", se esfuerzan por llenar ese "standard" y comienzan a sacar a los toros del tipo que por herencia genética les corresponde. Algunos, por su construcción lo soportan, otros, simplemente no van a crecer más allá de un cierto límite y sí van a desarrollar más defectos a la hora de ser lidiados.

    La realidad es que ni los Presidentes, ni los Veterinarios parecen tener mucha idea de lo que es "el tipo" natural de cada encaste y quieren encasillar a todo lo que sale a las plazas en un modelo preconcebido.

    Por otra parte, "la didáctica" de los profesionales, está ahora enfocada (al menos de este lado del mar), a magnificar el tamaño de la hazaña del torero, en función del peso del toro, a más kilos, más grande el "triunfo", siendo que en todo caso, es la edad y la presencia lo que cuenta, más que lo que dio en la báscula, que con esa, no pegan cornadas.

    Saludos desde Aguascalientes, México.

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  6. Xavier, suscribo tu comentario al 100%.
    Insisto en la aberración que supone "sacar" de tipo una ganadería para conseguir más peso y volumen (que no más trapío y bravura)que permita su lidia en plazas de primera. Estos experimentos, a la larga se pagan.

    Un saludo

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  7. lo de Adolfo esta por ver que paso, solo tenian cuernos, alguno no daba ni el peso minimo y las fotos eran de 15 dias antes, en los cuales pueden perder hasta 20 o 30 kilos.Si lo diera de comer pienso en vez de solo paja mejor le pintaria, a que los de Escolar no estan tan secos de atras?El toro BEATO DE ESPLA--620 KILOS, algun comentario al respecto?

    Luis

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  8. De la corrida de A. Martín se habló mucho en su momento. Lo que trascendió de su rechazo, que supongo era lo que interesaba que trascendiera por ambas partes, creo recordar que era la falta de remate atrás.

    Lo de Beato (Victoriano del Río) y tantos toros con pesos superiores a los 600 kg. viene a demostrar lo de que el trapío, y sobre todo la bravura, no están relacionados con el peso, ni por arriba ni por abajo, y por lo tanto no parece que deba ser el único criterio discriminador, independientemente de que, como digo, la reglamentación permite en la teoría un abanico de pesos suficientemente amplio como para que tenga cabida cualquier encaste.
    De hecho, tratándose de toros no hay un peso máximo, se entiende que siempre que el ejemplar esté en tipo y no haya exceso de peso.

    Por otra parte, un toro en fase de remate (y convenientemente alimentado, claro) puede llegar a tener una ganancia de peso en torno a 500 gramos por día, dependiendo de su peso de partida y sus caracteres morfológicos, pero sin embargo en las operaciones de embarque, transporte y enchiquerado pueden llegar a perder entre un 3% y un 5% de su peso.

    Esto quiere decir que un toro puede llegar a perder desde que sale del campo hasta que es enchiquerado entre 15 y 30 kilos, dependiendo de su peso al salir, la duración del transporte, la mayor o menor dificultad para el desencajonamiento y enchiquerado, etc.

    El uso indiscriminado de concentrados alimenticios en la dieta en detrimento del forraje, en el mes previo a su embarque y con el objeto de conseguir ganancias de peso de última hora, (en definitiva “cebarles”) está suficientemente comprobado que puede perjudicar al toro provocando patologías y efectos indeseables como las caídas.

    Y en las fotos de los famosos Adolfos, que como bien dices, Luis, deben estar hechas unos 15 días antes, a mí por lo menos no me parece que tuvieran muchas dificultades para llegar al peso mínimo, y mucho menos que tuvieran una presentación como para ser rechazados, pero doctores tiene la Iglesia…

    saludos

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  9. El trapio y el cuajo es un tema crucial en los reconocimientos. Yo lo definiria como lo mas cerca o mas lejos que este un animal de una determinada edad del 100% de sus posibilidades, de acuerdo a su encaste, ganaderia y reata. Claro que es subjetivo, pero ¡a que todos los ganaderos lo entienden!. Pues de eso es de lo que se trata.
    De entrada SIEMPRE, que alguien me habla de peso y trapio, entiendo que me quiere tomar por TONTO. Los michelines para los cerdos, y si son ibericos TAMPOCO
    Esto es una de las argucias mas tontas que suele tener el taurineo....Yo tambien vi a uno de sumo saltar con la pertiga...ja, ja.
    Los españoles, que casi por definicion siempre hemos sido malisimos criadores de animales, a los toros algo les tenia que tocar, como no. Que mejor disculpa para sacar a los "bajitos" y "delgaditos" de tipo, cualquiera torea un TULIO de 60 meses vareadito (aaah, porsi, eso no quiere decir muerto de hambre), a que si, no veo a nadie de lo alto del escalafon merendandose un lindo gatito de estos. no seamos morbosos que esto nunca lo vamos a ver.
    Que algun veterinario cualificado nos hable de animales domesticos que estan ya solo en los libros...y poco, no es mi tema.
    saludos

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  10. Yo no recuerdo que nadie dijese que ninguno de "los Adolfos" estuviese por debajo del peso mínimo. Se aludió a la falta de remate.

    Por otro lado, me parece poco verosímil que ningún ganadero mande toros por debajo del peso mínimo a una plaza como las Ventas y en una corrida de tanta expectación, sabiendo que es indiscutible que se van a rechazar "si o si"

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  11. se me olvidaba. el que se quiera engañar, que mire mucho la tablilla del peso. lo mismo que los kilometros en los coches de segunda mano, si a veces no vale ni la matricula, los kilometros menos.

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