Terminó el plazo de presentar ofertas para gestionar la Plaza de Toros de Guadalajara sin que se haya presentado ninguna. Desierto.
Negras nubes se adivinan no tan a lo lejos, porque esto de Guadalajara puede no ser más que la punta de un iceberg que esconde la realidad de las plazas de segunda y tercera categoría.
Sin ser muy mal pensado, esto lleva cierto tufillo a acuerdo tácito para rebajar, aún más, las exigencias del Consistorio arriacense, pero según el concejal de Asuntos Taurinos, Lorenzo Robisco, “esta circunstancia, tal y como me han transmitido algunos empresarios, entre ellos, el anterior gestor de la plaza, ha estado motivada porque los resultados económicos no se ajustan a sus previsiones, a pesar de que el último pliego ha salido en idénticas condiciones y literalmente igual al de los dos últimos años”.
Guadalajara, favorecida y perjudicada por la cercanía a Madrid, llegó a gozar de una feria taurina muy digna para tratarse de un coso de segunda categoría.
Poco a poco, ha ido perdiendo ese cierto poso “torista” que se le adjudicaba para programar en los últimos años ferias, cortas, a base de “figureo” y clavel.
Tras algunas dificultades en lo económico con gestores anteriores, que al final pueden ser el origen de este “desierto”, la casa Matilla se hizo cargo de la gestión durante los dos últimos años, algo que no parece estar dispuesto a prorrogar, al menos con estas condiciones.
En principio, y según el pliego, la feria constaría de cinco festejos, incluyendo al menos dos corridas y una de rejones.
El pliego puntuaba, entre otras cuestiones, con diez puntos (con un máximo de sesenta), la contratación de cada uno de los toreros incluidos en una lista de “figuras” compuesta por José Tomás, Enrique Ponce, Cayetano Rivera, Miguel Ángel Perera, El Juli, Manuel Jesús “El Cid”, El Fandi y Morante de la Puebla, junto con los rejoneadores Pablo Hermoso de Mendoza y Diego Ventura.
Nada se dice, por cierto, de puntuar algo así como la variedad de encastes en la feria. Sería mucho pedir, y además a algún empresario aspirante le podría dar la risa.
La Empresa adjudicataria debería asumir también la gestión administrativa de los encierros y sueltas de reses, una particularidad de la capital alcarreña que es, si no me equivoco, junto con Pamplona y salvando las distancias, la única capital de provincia en la que tiene lugar el tradicional encierro (a las 8 de la mañana), aunque realmente y en contra de la petición de las peñas de aficionados, sólo es el encierro de las reses que se lidian por la tarde en el caso de las novilladas.
Es evidente que el Ayuntamiento tendrá que forzar ahora la máquina, y mas aún teniendo en cuenta que estamos muy cerca ya de las elecciones municipales y convendría dejar resuelta, o encarrilada al menos, la feria de este año.
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