Foto: Juan Pelegrín |
Nota: Esta entrada, escrita el mismo día 12, se publica el 14 debido a la “caída” de Blogger, y el consiguiente descontrol desde la tarde del jueves.
Disculpas
Ese cielo gris, de panza de burra, tan típico de algunas tardes de mayo de Madrid, y que a veces se vuelve plomizo, ha sido esta tarde un cielo cárdeno.
Cárdeno claro, para más señas, como el quinto “Escolar” en Las Ventas.
No hago crónicas ni reseñas de la feria Isidril por tres motivos.
En primer lugar porque ya hay más que suficientes (demasiadas) crónicas.
El segundo motivo es porque no es mi intención.
Y el tercero, y el más importante, es porque entre ir, estar, y volver, me queda tiempo para poco más.
Pero hoy si quiero hacer un comentario de la tarde cárdena. Hoy ha habido ratos de emoción, que no es poco.
De los Escolares (que aprenden rápido, por cierto…) unos (el primero) han sido fuertemente ovacionados en el arrastre, otros aplaudidos de salida, otros aplaudidos de salida y al arrastre y otros ignorados.
El primero, bravo, con casta y nada noble (…¿para que?...) y exceptuando al segundo y al sexto, que mansearon, al menos en mi opinión el resto mostraron casta desarrollando cierto peligro.
Excelentemente presentados todos.
Y una mención especial al cuarto. Un Saltillo que parecía enteramente sacado de una de esas fotos antiguas, en blanco y negro, de toros de “los de antes”.
De los que se ven ya pocos, desgraciadamente.
Y de los espadas, poco que decir.
No pudieron, probablemente porque no supieron. Y además alguno debería replantearse el tema del estoque.
Al respetable en general, y a mí en particular, no nos gustan los toricidios.
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