domingo, 24 de octubre de 2010

De antitaurinos y otras hierbas (II). Prohibicionistas y Voceros de la incongruencia.


Foto: García Cordero


El Biocentrismo y la Bioética son corrientes de pensamiento, y teóricamente formas de entender la vida, que propugnan la coexistencia en el mismo plano jerárquico entre todos los seres vivos, en contraposición al antropocentrismo, que considera  al ser humano situado en la cima de la pirámide de la evolución y como tal,  superior jerárquicamente al resto de los seres vivos.
Simplificando mucho y para entendernos.

Pues bien, incluso entre algunos de los mas recalcitrantes seguidores de esta corriente, el asunto taurino, en cuanto al sufrimiento que supone para el animal, no es más importante que la cría del pollo en granjas  industriales, la cocina del mejillón al vapor o la fabricación de longaniza.
No consideran como algo prioritario la prohibición de las corridas de toros, aún siendo totalmente partidarios de ella, si no que lo consideran como algo moralmente tan reprobable como comer marisco.
Esta postura, extrema desde luego, sin embargo sí me parece coherente con una forma de entender la  existencia y la relación entre los seres vivos.
 
Si estamos por evitar el sufrimiento animal, deberíamos plantearnos CUALQUIER tipo de sufrimiento animal, no solamente el que un grupo de opinión considere, por encima de una manifestación cultural y artística, un acto de maltrato cruel.

Como decía, pocas cosas me parecen mas incongruentes que debatir sobre la crueldad de las corridas de toros y abogar por su prohibición, mientras se deleita uno con un buen solomillo al foie, después de haber saboreado unas estupendas gambas a la plancha.
Puede que sea por eso por lo que todavía no he encontrado un argumento antitaurino y prohibicionista que  me parezca razonable.

El argumento central del asunto, como dije en la anterior entrada,  es que “no es lo mismo matar animales para alimentarse que por pura diversión”.
En ese caso, sugiero yo a los partidarios de la prohibición  que en lugar de comer cordero asado, solomillo de ternera, entrecot, jamón ibérico o cualquier otro manjar,  que desde luego comemos por puro placer (el mismo o parecido al que nos quieren prohibir…) se coman el cordero, la ternera, el cerdo o el pollo  o el animal que corresponda, cuando mueran de forma natural, o al menos, que lo dejen vivir plácidamente durante cuatro o cinco años, y después, si pueden, que se lo coman.
A quien haya comido “oveja vieja” no hace falta explicarle más. Pero alimentar alimenta tanto o más que el cordero…por lo tanto, primero que analicen sus conciencias y después tiren la primera piedra.

¿Alguien ha visto por ejemplo la pesca del atún de Almadraba?  
Recientemente he visto un fragmento de un programa de televisión sobre esto. Consistía en un espectáculo sangriento en el que, en esta ocasión, noventa atunes eran acosados, acorralados y finalmente capturados en una red.
Posteriormente, eran izados vivos al barco donde “el matador” y su cuadrilla, con una certera (mas o menos) “estocada”  dejaban al bicho muriéndose asfixiado y desangrándose lentamente.
Sin puntilla, con un par.
Hay que aclarar que los atunes en ningún momento parecía que  mostraran su conformidad con lo que estaba sucediendo, al contrario, parecían contrariados a juzgar por los aleteos y espasmos que prodigaban.
Para rematar la faena, ya moribundos, eran almacenados en la bodega del pesquero amontonados (aún vivos) entre toneladas de hielo picado. Un placer, vamos.
Y no vi arte por ningún lado, por cierto.

No puedo comprender ni por lo más remoto cómo alguien que propugna la prohibición de las corridas de toros puede tener el cuajo y el morro de mantener esa postura y comer atún. Y esto es sólo un ejemplo.
Son los voceros de la incongruencia.

Todavía está por conocerse la persona que necesite alimentarse a base de semejantes manjares, mariscos, moluscos, crustáceos, etc…
Si los comemos es por puro placer y deleite gastronómico. No por supervivencia. Esto es así aquí y en La China, que diría algún antitaurino.

A mi no me gusta la caza, no me divierte. Pero no solo no  pretendo que se prohíba, sino que la considero necesaria para el equilibrio natural.
Conozco muchas personas partidarias de prohibir la caza que  obviamente suelen ser también antitaurinos. Cuando intentas explicar el desequilibrio ecológico que la prohibición de la caza supondría con toda seguridad a medio y largo plazo, y con consecuencias probablemente irreversibles, hay personas que comprenden el razonamiento y se cuestionan la prohibición.

Salvando las distancias en cuanto a su repercusión desde el punto de vista ecológico, la prohibición de las corridas de toros tendría consecuencias negativas en ese terreno, además de las más evidentes de carácter económico.
Sin embargo, no conozco todavía ningún antitaurino prohibicionista que entre a razonar esta simple cuestión ecológica cuando en realidad debería ser el fondo de su argumentación, lo que demuestra un profundo desconocimiento en la materia.  

2 comentarios:

  1. Estoy totalmente de acuerdo con ud. Siempre he dicho que yo no estoy en absoluto de acuerdo con la filosofía de vida vegana ni gentes que hablan de espiecismo, pero que al menos a estos les reconozco la coherencia en el discurso. Lo que no puedo soportar es a esa mayoría de antitaurinos que te cuentan lo reprobable que es la tauromaquia y te hablan del sufrimiento del toro mientras degustan una hamburguesa o unos nuggets de pollo; ¿se habrán parado alguna vez a ver como se crían los pollos en las granjas intensivas, cómo se transportan y cómo se sacrifican?.

    "No es lo mismo matar para comer que matar por diversión" te dicen. Mira por donde la misma postura antropocéntrica que tanto critican, porque no creo que un pollo, un cordero o un toro sean capaces de distinguir una cosa de la otra, no creo que un cordero vaya al matadero feliz porque va a contribuir al elevado objetivo de la alimentación humana en lugar de servir de diversión.

    Y lo peor es que la cuestión ni siquiera es la alimentación, porque asumiendo como cierto que necesitamos obligatoriamente matar para alimentarnos, lo cierto es que eso no justifica las granjas intensivas, el transporte hacinado ni es sacrificio en cadena. ¿Porque toda esta gente no exige una crianza, transporte y sacrificio de los animales en condiciones de absoluto bienestar y se niega a comer todo aquello que no cumpla estas exigencias? si cada antitaurino exigiese -pongamos pollo- criado en granjas extensivas, transportado en camiones acondicionados y en jaulas enormes y sacrificados con anestesia la demanda sería tan alta que se produciría esas carne y no faltarían empresas que lo certificasen pero... ¿a que precio?. Ahi radica el problema en el fondo, que ninguno de estos que se rasgan las vestiduras ante una corrida de toros, estaría dispuesto a pagar el kilo de pollo a 30 euros para defender sus propios ideales. Pandilla de hipócritas.

    ResponderEliminar
  2. No somos los únicos que pensamos así. Hay mucha gente que comparte esta opinión, el problema puede ser que el taurino se ha acochinado en tablas ante la ofensiva "anti" y da la impresión de que carece de argumentos en su defensa. Argumentos que en condiciones normales no sería necesario ni siquiera discutir, pero que en las circunstancias actuales y las que se adivinan en el horizonte, es no sólo un deber sino una obligación difundir abiertamente.
    Aunque sea desde nuestras ventanas en forma de blog.
    El debate planteado en estos términos no resiste un par de asaltos.
    ¿Qué porcentaje de ventas supone, por ejemplo, el pollo criado en corral (o eso nos venden) comparado con el criado de forma industrial?. Escaso o nulo, la razón, como tu bien apuntas, el vil metal.
    No estamos dispuestos a pagar x veces mas por un pollo o una ternera o un cerdo en condiciones normales (en Navidad, ya sabemos que todo vale...) sólo por el hecho de que su crecimiento, transporte y sacrificio se han hecho de la manera más digna para el animal.
    Este del maltrato es el argumento sobre el que gira la doctrina antitaurina y prohibicionista, pero ellos no van a distinguir si el filete que se comen proviene de cria en extensivo, más caro, o de cebadero, más barato.
    En definitiva, hipócritas, como tú dices. Y mientras los estamentos mas o menos oficiales determinan si son galgos o podencos, nuestra obligación como aficionados creo que pasa por divulgar este tipo de argumentos.

    ResponderEliminar