viernes, 5 de noviembre de 2010

La Trashumancia


Dada mi tendencia a no tirar, y por tanto acumular, papeles, documentos, textos, etc, me encuentro con un número de los “Cuadernos de la Trashumancia” editado por el extinto ICONA allá por 1990, sobre las comarcas de Albarracín (Teruel) y Serranía de Cuenca, y que dedica un capítulo a la trashumancia de ganado de lidia.
En estas fechas, después de Los Santos,  se llevaba a cabo “la vereda” tal y como se denominaba (y se sigue llamando) esta tradición ganadera por estos lares.
Partiendo de las frías tierras donde lindan las provincias de Guadalajara, Cuenca y Teruel, y nacen los rios Tajo y  Guadalaviar (Turia), aún hoy se sigue practicando la trashumancia con ganado bravo y con el mismo  objeto y fin que  oficializó el Honrado Concejo de la Mesta de Pastores en el lejano siglo XIII.
Las ya de por si difíciles condiciones para la cría de ganado en estas latitudes resultan insalvables durante el invierno, cuando se alcanzan las temperaturas mínimas extremas de España, mas propias de algún rincón inhóspito de Siberia.
La Vacada de Cesar Chico, de Terriente (Teruel) fallecido en 2.009, de origen y  procedencia Arranz (otro encaste en el fatídico borde de la desaparición), hoy a nombre de su hija Alicia continúa con esta ancestral actividad ganadera que dos veces al año trashuma en busca de alimento.
Durante el mes de noviembre, parten de los puertos de Orihuela vaqueros,  bueyes, vacas y becerros en un viaje que les llevará en busca de los pastos de otoño e invierno en la provincia de Jaén, donde llegarán después de más de cuatrocientos kilómetros y  veinte agotadoras jornadas.
Cuando empiecen a adivinarse las primeras briznas de hierba en estas serranías allá por el mes de mayo, volverán a coger el hato para retornar a sus lugares de origen.
No sé si nos resultará  fácil imaginar las dificultades que el movimiento de más de quinientos animales de lidia puede llegar a plantear en un viaje de estas características a través de Cañadas, Cordeles y Veredas en muchos casos repletas de intrusiones, obstáculos y  cruces con carreteras y vías férreas.
Incontables son también los buenos ratos y las anécdotas que atesoran los vaqueros en esos cientos de kilómetros recorridos dos veces al año en tantas ocasiones.
En el momento de redactar el texto al que me refiero, otra ganadería de la zona, la de Benito Mora, de Guadalaviar (también fallecido) realizaba anualmente el traslado.
La ganadería de Mora, procedente  de Coquilla y  refrescada  con sangre de origen Albaserrada, pasa tras el fallecimiento de D. Benito  a sus herederos, quienes según mis noticias han interrumpido, quizás definitivamente, la trashumancia hacia los pastos de invernada en Andalucía.

Sirvan estas añejas fotografías de hace más de veinte años, extraídas de los Cuadernos de la Trashumancia, para recordar a estos ganaderos, y a sus mayorales y vaqueros que en estas fechas se  encuentran plenamente dedicados en cuerpo y alma a su particular trashumancia.


El Puerto, Albarracín. Noviembre de 1990 presagia un duro invierno



Cañada de Huélamo(Cuenca)


Cañada de los Serranos, Huélamo.


Vadeando el rio Júcar





Cruzando la vía férrea Madrid-Alicante


Cruzando la carretera Nacional en La Roda (Albacete)


El junio, volverán a pastar  donde limitan las provincias de Teruel, Guadalajara y Cuenca


Para ampliar información sobre el tema os dejo el enlace a una gratificante web con gran cantidad de fotos y documentos sobre la trashumancia del ganado bravo

5 comentarios:

  1. Yo procedo de un pueblo de Guadalajara (un pueblo pequeño) donde antes se lidiaban erales de don Cesar Chico durante las fiestas y debo decir que resultaban espectacularmente bravos. El tipo de bravura que seguramente ya apenas existe. Seguramente por ello tan solo lidia en plazas de talanqueras y cada vez menos.

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  2. Oscar, ¿es indiscreto preguntar el pueblo...?
    Yo no los he visto nunca en plazas, pero me cuentan que estos toros saben varios idiomas. Y ya se sabe que hoy lo que se busca y gusta (no a todos, claro) son los toros un poco lelos, o por lo menos algo analfabetos.
    El encaste Arranz, como otros, no se si estuvo o está, condenado a la desaparición precisamente por esa bravura que ahora echamos de menos.

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  3. No es indiscrección. Se llama Alocén (cerca de Sacedón), es el pueblo de mi padre y donde voy desde pequeño a pasar unos días en verano.

    La plaza es de talanqueras (ahora portatil) y hace ya unos años que llevan ganado de Juan Barriopedro.

    Se trataba de animales de peso medio y con encornaduras discretas pero armónicas. El pelaje siempre negro con diferentes accidentes (bragados, listones, meanos...). En definitiva echuras típicas de su origen Graciliano.

    Ya sabemos que el comportamiento de los erales no es el mismo que el de toros y utreros y que el echo de no haber picadores condiciona su juego. Pero yo lo que recuerdo es básicamente que tenían muchísimos pies, remataban en los burladeros, se arrancaban desde lejísimos a los engaños y que, efectivamente, tanto los novillos como las vaquillas sabían latín

    Aún recuerdo que una mañana, durante la prueba (se soltaban los novillos a la plaza por la mañana antes de ser lidiados) un chaval pisó un hoyo en la plaza y el novillo, que ni siquiera estaba de frente, lo vió y cruzó como una flecha la plaza de lado a lado para cogerle, tal era el celo que el único capaz de quitar al eral fue un perro de la familia Sopeña (eso dijeron al menos) que había por allí y se tiró al hocico.

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  4. Hablando de todo un poco, muy bonito pueblo Alocén, bien cuidado, tranquilo, limpio, con una plaza (con sus toriles, muy auténtica…) que tiene unas vistas al embalse impresionantes, y un pinar que es una auténtica joya. Un pueblo típico de La Alcarria que tal y como escribió C.J. Cela en su Viaje…” es un hermoso país al que a la gente no le da la gana ir…” afortunadamente, añadiría yo.

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  5. Luis mario Pérez Zuya26 de julio de 2018, 12:54

    Soy de Navas de San Juan,de donde se entiende algo de toros. Tanto es así, que yo seré el único que no hablaré nunca de las grandes faenas ni de los grandes toreros, y si lo voy a hacer de los grandes hombres que se dedican de cuerpo y alma al cuidado y cría del toro bravo. A esos hombres que seleccionan las madres y los padres de los que en su día serán los toros de lídia, esos hombres que verán a la vaca parir, que saben como entrar a donde la vaca esconde a su cría con todo el cuidado para que esta no lo revuelque, así como a la hora de ponerle el crotal que será en carnet de identidad del becerrillo para toda su vida, esos hombres que les dan de comer diariamente, y que saben de qué vaca no se deben de confiar, esos hombres que saben estar para subsistir y vivir entre esas fieras que él mismo las quisiera aún más fieras. Estos hombres deben de tener un gran reconocimiento y agradecimiento por su gran labor para que llegado el momento sean buenos ejemplares en las plazas y se pueda divertir el público con alguna faena buena que les hagan los llamados matadores de toros. En La cuevas de Luis Candelas de Madrid, hay una cabeza de toro disecada y tiene una chapita bajo el cuello que dice así. Este toro lo mató Félix colomo, pero... no sabemos como.Y es que estos que se hacen llamar matadores de toros, rara vez lo hacen con esa maestría que requiere esa palabra, >Matador< <de toros< ¿Es verdad lo que digo? pues si son matadores cómo no lo hacen a la primera con la espada, o con el descabello. Es agradable para alguien ver como se `pincha a un toro para matarlo cinco y más veces, es igual de apetecible para alguien ver que ocurre lo mismo con el descabello, y es que todo lo que sea hacer sufrir a alguien, ya sea animal o persona no es agradable para nadie. Basta ver a los picadores, cuando lo hacen en demasía, rápidamente sentirá los pitos del público. Para mi modo de ver las cosas, hay que demostrar que se es profesional en todas las profesiones y de lo contrario, los jefes lo van a sancionar o a despedir. Y no vale decir que no ha tenido suerte, y se van de "rositas" dejando a tods disgustados. Es por lo que digo, que para mí, los unicos que se ganan bien su manutención son los hombres que a diario bregan con este ganado.

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