miércoles, 8 de diciembre de 2010

Cine de Barrio



Hace unos años, cuando iba al cine,  no podía soportar  oír a alguien cerca de mí rumiando palomitas.
Ayer me sorprendí a mi mismo comiendo de  un inmenso cubo de palomitas que tenían mis criaturas mientras veía una película en una butaca tan cómoda que sólo le faltaba haber hablado y de paso haberme acercado las zapatillas. Vamos,  que ni las de mi salón.

Y esto a que viene aquí?
Pues que me asusté un poco, porque antes me consideraba casi un cinéfilo. Veía películas de los mas variados encastes y procedencias. Unas infumables, otras ininteligibles, aburridas, muchas a más no poder.
También las había interesantes, claro, e incluso algunas divertidas.
Pero nunca con palomitas…

Y ahí apoltronado, mientras, intentaba recordar  títulos de cine “auténtico”, como por ejemplo  “El árbol, el Alcalde y la Mediateca”, que no recuerdo si era iraní, turca o francesa. Un pestiño indigerible que había ganado nosecuantos premios de las más prestigiosas academias de cine europeas y venía avalada por exquisitos críticos.
O “El hombre herido” creo que se llamaba, esta si, francesa, en una tarde que a sugerencia de algún compañero decidimos cambiar las clases de zoología en la “Uni” por cine de culto. Infumable, indigesta e incomprensible. Y también muy premiada y con excelentes críticas.

Al salir ayer del cine, pensando en la última entrada de Enrique Martín en su blog  http://torosgradaseis.blogspot.com/2010/12/bendita-aficion.html, me dio por hacer comparaciones entre el mundo del cine y el de los toros. Y la verdad es que se asemejan bastante.

A pesar de los pesares, el mundo de los toros no existiría si no hubiera “cinéfilos” defensores de la pureza e integridad del arte cinematográfico  que gustan  del cine de autor, otros consumidores de películas en general sin importar su procedencia, algunos espectadores “de domingo” que devoran entretenido cine comercial, “raritos” del producto nacional…o incluso de cortometrajes, pero que, en definitiva, se alimentan unos a otros haciendo que gracias a todos ellos siga existiendo "el cine".

Si sólo se estrenaran películas del llamado cine de autor, tarde o temprano el cine se convertiría en un recuerdo del pasado.
No creo que el cine comercial, aún cargando a veces contra las esencias del séptimo arte, vaya a acabar destruyéndolo. Lo que se necesita es que las salas tengan una aceptable entrada para que los productores sigan poniendo la pasta, y actores y directores, cada uno en su estilo, sigan haciendo películas. Al fin y al cabo, aún siendo un arte, no deja de ser un negocio del que vive mucha gente.

Lo que es importante también es que cada cual elija el tipo de cine que le gusta consumir, más o menos íntegro, y que cuando vayamos a ver cine comercial sepamos lo que hemos ido a ver.
Nunca ha sido igual ir al cine del barrio (si, antes había cines en los barrios…) o del pueblo, que irse a la Gran Vía, por poner un ejemplo. No podremos entrar con las mismas pretensiones en uno o en otro, aunque al final, lo que vamos a ver es sólo cine.

En los toros, no sólo tiene que haber “Casablanca”, también tienen que existir “Torrente”, el “Landismo” o Robocop, el brazo fuerte de la Ley…pero eso si, si vamos a ver Casablanca, que no nos pongan “Vente a Alemania, Pepe” y encima por el mismo precio o más caro, porque entonces nos enfadaremos, y con razón.

Y mientras tanto, los aficionados sigamos defendiendo la ortodoxia y la seriedad en esto de los toros,  que lo cortés no quita lo valiente.

2 comentarios:

  1. Juselín:
    No podía estar mejor explicado. Claro que hay que ver de todo, pero sin mezclar, ni crear confusión, que es lo que no paran de hacer los taurinos. Como decía un buen aficionado hace muchos años, me comentaba que a él el Cordobés le hacía gracia, que le hacía reir, igual que el Bombero Torero, pero que lo malo era que los del negocio se habían empeñado en convertirlo en algo serio y claor, no había nada más alejado del toro que lo que hacía este hombre. COmo bien dices, es como querer comparar a Torrente con Casablanca. Lo dicho, una entrada de cine, una entrada redonda.
    Un saludo

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  2. De eso se trata, Enrique. Así si vamos a ver el último estreno fetén de Coppola en un cine de primera y resulta que nos ponen una mala de indios, nos han timado, y encima quieren que aplaudamos...
    (lo malo es que nos echan muchas de indios y tragamos)
    Cuando uno elige el cine y la película, debería saber mas o menos lo que se va a encontrar. Luego ya que te guste o no...

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