jueves, 28 de junio de 2012

San Fermín 1962. Algunas fotos


Apenas una semana para que la Feria del Toro y las Fiestas de San Fermín  vuelvan a Pamplona.
Y a las ocho de la mañana (las seis, según el horario solar) durante ocho  días consecutivos, el encierro, seguramente el acontecimiento taurino más conocido en el mundo.
Y que no se olvide cual es el fin del encierro. Encerrar en los chiqueros de la Plaza de Toros las reses que se lidiarán por la tarde. Ni más ni menos, aunque algunos quieran confundir al personal.

Algunas fotos y un pequeño texto de la revista “Mozos y Toros”, publicada en Pamplona en 1.962, en las que se pueden ver  bastantes diferencias con las imagenes actuales. Ya ha llovido…


Dan las siete…
Cinco minutos antes de dar comienzo al encierro, las campanas de la Parroquia de San Saturnino llaman a los fieles a la Misa, elevándose un murmullo de miles de gargantas esperando a que en el reloj del indicado Templo suene la primera campanada de las siete de la mañana para que después de disparar un cohete se dé suelta a la manada.
El sonido de las campanadas y del cohete produce una enorme emoción, un rugir de toda la ciudad, un tener el corazón estrujado durante esos dos minutos que corrientemente dura este bravo deporte para unos y espectáculo sin par para otros.
Mientras tanto, muchas almas piadosas ruegan a Dios por intercesión de San Fermín, que cuide de los valientes mozos que generosamente, sin apetencias de ninguna clase, exponen su vida ante los astados…



















miércoles, 20 de junio de 2012

Collado Mediano (Madrid) concreta las ganaderías de su feria de novilladas de agosto


A falta de cerrar definitivamente la composición de los carteles, la localidad de Collado Mediano (Madrid) ya tiene definidas las ganaderías de su feria de novilladas de agosto.
La verdad es que apenas se nota la inevitable tijera en el serial, y al menos el elenco ganadero aporta variedad de encastes y promete, una vez más, un ciclo interesante.

Reproduzco la nota de prensa que ha hecho pública el Ayuntamiento, que junto con la Asociación de Fiestas, son quienes hacen posible el ciclo de novilladas en sus fiestas patronales.


Conde de Mayalde y José Escolar repetirán como triunfadores de la pasada feria. Torrenueva y José Vázquez lidiarán por primera vez en Collado Mediano.


El Ayuntamiento de Collado Mediano junto con su Comisión de Festejos han decidido las divisas que se lidiarán en su próxima feria taurina, programada para los días 23, 24, 25 y 26 de Agosto de 2012.

Por sus respectivos triunfos en la feria del 2011, se han ganado el derecho a repetir los hierros del Conde de Mayalde y José Escolar, mientras que para los otros dos festejos se han reseñado novillos de las divisas de Torrenueva y José Vázquez.

De esta manera se podrá disfrutar de una variedad de encastes en Collado Mediano. Cebada Gago y Marqués de Domecq con la ganadería de Torrenueva; Domecq a través del Ventorrillo con Contreras en el encierro del Conde de Mayalde; Albaserrada y Santa Coloma con José Escolar; y Domecq por la vía de Zalduendo con los utreros de “José Vázquez”.

Concretamente, los carteles ganaderos de la feria quedan de la siguiente manera:

Jueves 23 de Agosto, Novillada sin picadores dentro del circuito “Camino hacia el toreo”, con 4 erales de “TORRENUEVA”, para un mano a mano entre el novillero vencedor del certamen del municipio Navarro de San Adrián y otro novillero por decidir. El ganador de este mano a mano toreará en la plaza Riojana de Nájera.

Viernes 24 de Agosto, Novillada sin picadores patrocinada por “Taurodelta” con el Centro de Asuntos Taurinos de la Comunidad de Madrid dentro del Certamen “Camino hacia Las Ventas”, para una terna compuesta por un novillero de la Fundación El Juli de Arganda del Rey, un novillero de la Escuela de Moralzarzal y un novillero de la Escuela de Colmenar Viejo, con escogidos novillos de la divisa del “CONDE DE MAYALDE”.

Sábado 25 de Agosto, Novillada con picadores del hierro de “JOSÉ ESCOLAR”, cuyos utreros dieron un gran juego en la feria del año pasado.

Domingo 26 de Agosto, Novillada con picadores de la ganadería Colmenareña de “JOSÉ VÁZQUEZ”, una de más antigua del campo bravo español, puesto que fue fundada por D. Manuel Aleas el 5 de mayo de 1788.

Los carteles completos, ya con los novilleros actuantes contratados, serán presentados a principios del mes de Agosto en un acto en el que será presentada también la exposición “Una mirada femenina del toreo”, en colaboración con la Comunidad de Madrid.
(Ayuntamiento de Collado Mediano)

martes, 19 de junio de 2012

La encrucijada de la fiesta de los toros. Artículo de Fernando Fdez-Figueroa Guerrero



Me envían los amigos de la Unión Taurina de  Abonados  y Aficionados de Sevilla un artículo que aparece hoy en ABC de Sevilla  firmado por Fernando Fernández-Figueroa Guerrero, Presidente de la Maestranza.

Lo reproduzco aquí porque me parece interesante. Se podrá estar más o menos de acuerdo, o en total desacuerdo, pero creo que plantea un debate que puede y debería tener un recorrido largo y fructífero.

Siempre y cuando, claro está, la base irrenunciable del debate sea la búsqueda de la integridad, la casta,  la bravura del toro, y todo aquello que le hace ser un animal único e insustituible y que, al fin y al cabo, es el protagonista indiscutible de todo este tinglado.


La encrucijada de la fiesta de toros.-

Casi siempre la solución es el verdadero problema y la fiesta de toros no es ajena a esta afirmación.

La fiesta brava no está de moda como no lo están las actividades que tienen en los animales el protagonista activo. Más, la pervivencia de estas actividades no puede justificarse únicamente en argumentos sociales y culturales del pasado. No debemos anclarnos en su justificación histórico-cultural. Debemos reflexionar si conviene  adaptar la fiesta a la nueva sociedad sin perder ni un ápice de su integridad para superar aquella justificación. Esta es la encrucijada. Afirmaba Dee Hock -creador de Visa- que “el problema no estriba en cómo meterse en la cabeza ideas nuevas, sino en cómo sacar de ellas ideas viejas”.

En nuestra sociedad, urbana, moderna y globalizada, los usos y tendencias, de cortas raíces culturales, se anteponen a aficiones y diversiones tradicionales que van quedando como una reliquia del pasado, y ello agravado con la corriente humanizadora de los animales. Paralelamente el público que acude a ver toros se ha ido separando del campo, de su contexto, de sus principios... que era el caldo de cultivo idóneo para entender “los toros”. Ahora los habitantes de los municipios son más urbanitas y cada vez se dan menos festejos populares en los pueblos. Esta realidad afecta a la fiesta ya que va desdibujando lo que fue su principal argumento: su entendimiento y comprensión desde aquellos principios y valores.

La corrida de toros ni nace ni muere con ella. Todos los que nos hemos amamantado de la filosofía de vida del campo -de la que siempre bebió la fiesta brava- sabemos lo que hay detrás… todo un mundo de sensaciones y emociones, de respeto y cuidados. El conocimiento y aprehensión de este sentir es lo que marca la diferencia entre el “aficionado” y el mero espectador. Por ello, el aficionado entendido cada vez es menor en número y su opinión tiene menos peso frente al gran público. Pero si cada vez hay menos aficionados al menos debemos atraer a más espectadores como primer paso a un posible acercamiento definitivo. Pero ¿aún a costa de la integridad del propio espectáculo?. En otras palabras, si evolucionamos acercando la fiesta  a esta nueva sociedad ¿la hacemos involucionar?.

No podemos pretender volver al pasado y anhelar que la mayoría de los que acudan a las plazas sean aficionados educados en aquellos valores más rurales para que la fiesta se siga entendiendo en su integridad... ”tempus fugit”. Tenemos que atraer a nuevos espectadores que pueden incluso convertirse en grandes aficionados en un proceso precisamente inverso: de la ciudad al campo. La pérdida de público y las corrientes abolicionistas deben hacernos  reaccionar. Pero, ¿hacia dónde?. De la respuesta a la encrucijada,  tenemos que hacer todos “cuestión de Estado”. Ya no valen, por parciales, soluciones más o menos ocurrentes de presidentes, ganaderos o empresarios. La solución sólo puede ser una, sin vuelta atrás, necesariamente estructural, aunque en dicha solución se aglutinen un conjunto de actuaciones heterogéneas.

Partimos de dos parámetros diferenciados: el de los más conservadores que ven que cualquier evolución atentaría a la identidad esencial de la fiesta y sería el principio del fin del espectáculo; el de los más progresistas, que ven que la fiesta en una sociedad del siglo XXI debe evolucionar, aunque no afinan el camino.
Ambos tienen cabida. La fiesta brava ha sido un ejemplo claro de evolución: de la faena poderosa sobre las piernas a toros ásperos e indómitos, a la faena artista, casi de baile refinado a toros más manejables; del caballo de picar sin peto a su protección para evitar una muerte innecesaria; de puyas mayores a otras menores, del toro encastado al toro con clase…

En la solución a la encrucijada debemos compaginar ambos parámetros con un paso atrás y otro  adelante. Hacia atrás: volver a conjugar épica con estética -ahora tan inclinada en favor de ésta-, recobrando la fiereza y la pujanza del toro, preservando la integridad de la fiesta, en definitiva, dándole importancia heroica a una obra de arte. Únicamente así podemos presentar al público no aficionado, un espectáculo en el que vea necesarios todos los tercios de la lidia para suavizar la pujanza y aspereza de la fiera. Mientras el toro se presente casi en igualdad con el hombre por su poca presencia y fuerza, si hay que “mimarlo” para que siga aparentando fiereza, el espectador verá en los puyazos o en las banderillas algo no necesario, y por tanto, lo repelerá. Por eso debemos devolver al espectáculo lo que siempre ha sido su bastión de credibilidad: la lucha íntegra a muerte entre la inteligencia y la fuerza. Esa es la grandeza del toreo.

Junto a la integridad, el paso adelante de la evolución aunque sea en aspectos no sustanciales. Una idea: la muerte del toro es la culminación del rito, pero  evitando con ella, como parte del espectáculo, el sufrimiento innecesario. Me refiero a los interminables pinchazos y descabellos que a veces se producen a un animal ya agonizante, aun dentro del tiempo de los avisos reglamentarios. Así, si el lidiador -un profesional matador de toros- no lo hace con la dignidad que el toro merece, en dos o tres intentos de espada o de descabello, el toro se devolverá a los corrales.

Los ganaderos tienen en la alquimia de sus laboratorios de bravura y casta gran parte de la solución; los toreros, en su amplitud de miras, el futuro; los empresarios, en su imaginación, la atracción hacia el espectáculo; los informadores, en su labor, divulgar en positivo la fiesta; los aficionados, en su explicación, la pedagogía al no entendido y, los espectadores, en acercarse a la fiesta sin prejuicios preconcebidos, el disfrutar de un espectáculo único.

Y si al evolucionar renace la fiesta de toros, será el síntoma claro de una mejoría del paciente que necesita menos intervención de la Administración porque, como decía Oscar Wilde “en materia de arte… cualquier autoridad... es mala”.


                                                       
Fernando Fernández-Figueroa Guerrero

                      Secretario General de la Diputación de Sevilla
                      Presidente de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla

domingo, 3 de junio de 2012

San Isidro. Lo que me queda.


Una Feria más.
Tantas tardes sobre la piedra venteña me han dejado muy poco bueno. No será una feria para el recuerdo, al menos para el buen recuerdo, y  cuando no hay poso no es preciso decantar.
Pero como algo siempre queda, aunque sea escaso, voy a hacer una búsqueda  rápida  en mi memoria reciente a ver qué me ha quedado.
Sin orden ni concierto.

Me queda el arrojo de Fandiño en la de la Prensa y una buena faena a “Mulillero”, el de Adolfo.
Me quedan algunos buenos lances de Castella, no me molesta lo más mínimo decirlo, al contrario. Me queda también del francés su aguante torero ignorando  el boquete que le hizo el de Guadalix.

Detalles de Morenito de Aranda.

Me queda un Gómez del Pilar en su sitio, con la madurez que no le dan los contratos, que vino a cara o cruz y le salió cara. Y yo me alegro.

Y dos (dos) verónicas de Morante.

Me queda algún pase de pecho de El Cid.
Y mucho aburrimiento, y faenas largas, vacías, sin contenido, y avisos, y toros que nunca debieron ser siquiera reseñados. Y tantos toros sin casta, sin bravura y sin fuerzas.

También me queda ese torero menudo (¡menudo torero!) que es Fernando Robleño y su forma de entender a algún cárdeno difícil de entender.
Me queda también el sabor clásico del toreo de Javier Castaño y, gracias a su generosidad y a su concepto de la lidia, un buen tercio de varas de Tito Sandoval a un mansote de Carriquiri.

Y la brega torera de Otero ante el desfase de Aparicio. Y algunos buenos toreros de plata más, como Adalid, Javier Ambel, Fernando Galindo, Curro Javier…

Me queda uno de Alcurrucén (“Fiscal”) y otro de Ibán. Y dos novillos de Guadaira.

Y me quedan, en un primer plano muy nítido, los de Cuadri, que sin redondear el encierro, y esta vez con sus “peros”, quedan tan cerca de lo que uno siempre ha pensado que debe ser un toro bravo.

Y la estampa de lámina de algún “Escolar”, o incluso de algún “Adolfo”. Que se note mi debilidad por lo cárdeno.

Y me quedan los cubatas (nacional) a siete cincuenta, y los pasodobles de la banda de música. Va por usted, D. Francisco.

Me quedan los comentarios, los chascarrillos y sucedidos de mis vecinos y compañeros de tardes.
Y un cierto dolor de espalda.

Y a otra cosa…
La Beneficencia espera, y uno acudirá, como siempre, a la corrida del siglo, a la faena soñada, y a la tarde inolvidable.
Luego, a lo peor, la historia se repetirá y la Empresa, la Presidencia, los actuantes o el ganao, se encargarán de bajarnos de las gradas y andanadas y devolvernos a la cruda realidad.
O a lo mejor esta vez no.