viernes, 23 de diciembre de 2011

Bien de Interés Cultural



El Ayuntamiento de la localidad madrileña de Collado Mediano, con su Alcaldesa María Rubio a la cabeza, y sus concejales Javier Lozoya y José Antonio Blasco como exponentes de la afición local, ha aprobado en el pleno que tuvo lugar ayer, 22 de diciembre, la declaración de la Fiesta de los Toros como Patrimonio Cultural Inmaterial.

Con  esta declaración, Colado Mediano cierra el año dando una vez más muestra de su compromiso con la fiesta de los Toros, y da un paso legal en su defensa, reconociendo sus valores culturales e históricos y fomentando su protección.

La declaración contó con los votos favorables de los ediles del PP y en contra de los concejales de PSOE, IU y Los Verdes.
Si se entiende lógicamente el voto negativo de Los Verdes, personalmente no entiendo ni por supuesto comparto los de PSOE e IU.
No entiendo ese alineamiento con las tesis antitaurinas (que en definitiva es lo que es) de algún sector de la izquierda que creo que confunde conceptos y mezcla churras con merinas.

También ayer, el Consejo de Gobierno de Castilla-La Mancha aprobó la declaración de Bien de Interés Cultural, concediendo la "máxima categoría de protección jurídica reconocida en nuestra legislación y supone el reconocimiento de que ello es un hecho singular, representativo y altamente relevante de la tradición y la cultura regional”.

En este caso, el apoyo del PSOE, aún sin ser necesario, ha sido evidente desde el primer momento.

Aunque probablemente se trata más que nada de algo simbólico, las declaraciones de este tipo me parecen importantes ante tanto ataque injustificado. Lo triste es que desde algún sector de la izquierda se confunda al personal como digo mezclando churras con merinas, que como todo el mundo sabe nunca ha sido buena mezcla…  

Enhorabuena y que cunda el ejemplo.

miércoles, 14 de diciembre de 2011

El Tercio de Varas como lo veía Corrochano



Que el tercio de varas hoy -con el año 2.011 dando paso ya al año nuevo- es un  pobre recuerdo  de lo que fue en un pasado más o menos lejano, resulta evidente para cualquiera que se adentre un mínimo en la historia de la Tauromaquia.

Sólo el privilegio de poder lucir el oro en su  traje de luces le recuerda al picador la importancia que llegó a tener su figura en la tauromaquia antigua.
Sin necesidad de llegar tan lejos, es posible comprobar los  cambios que ha experimentado el tercio de varas en los últimos setenta años, por poner una cifra abarcable. Y no me refiero sólo a las sucesivas modificaciones del peto o la puya, si no al planteamiento y ejecución de la propia suerte.

Poco o nada queda de lo esencial del castigo en varas, fundamentalmente la medida de la bravura del toro, difícilmente estimable de otra forma que no sea mediante la sucesión de puyazos, entradas y salidas al caballo.
Queda si acaso el recurso al sangrado que descongestione al animal del estrés de la lidia y prepare y ahorme su embestida en el último tercio, antes de muerte, y ahora de lucimiento del torero y en definitiva el que supone el nudo y el desenlace de la faena, pues parece que todo lo demás sobra.

El tema de la degeneración del tercio de varas tampoco es nuevo. No son pocos los que, a la vista de que cada vez con más frecuencia se simula la suerte de varas, consideran que en un futuro no muy lejano deba desaparecer como tal.
Como la palabra “castigo”, la sangre, la muerte en el ruedo, o  la corrida en si misma…

La evolución del toro de lidia y su condición hoy en día suponen un hándicap en su lucha con el picador, quien consciente de las limitaciones del toro, la degeneración del tercio, y las características de la lidia en la actualidad, muchas veces o se pasa o no llega.
O se pasa masacrando el animal, estrellándolo contra el peto (oiga, no, eso no vale, al toro hay que sorprenderle y “pararle” con el puyazo antes de que llegue al caballo…) o no llega a simular el puyazo,  pero la consecuencia es que no resulta fácil ver la suerte de varas como algunos, o muchos -puede que desacertadamente- pensamos que debe ser. (¿Seremos los tontos a los que se refiere Casas?)

El tema ha sido y seguirá siendo uno de los más debatidos y controvertidos. Podemos hablar y escribir tanto como queramos y sepamos, pero hay pocos ejemplos mejores que lo que escribía el maestro Corrochano en 1.966, como siempre con las palabras precisas y las ideas muy claras, poniendo la puya en lo alto del morrillo. Una vez más, llueve sobre mojado.

Son fragmentos de su libro "¿Qué es torear?” que aunque escrito hace cuarenta y cinco años,  demuestra su total validez para los tiempos actuales. En esta ocasión escribía el Maestro, con su habitual acierto, sobre el Tercio de Varas...

No importa que el capote tenga más o menos vuelo; no importa que la muleta sea más larga o más corta; no importa la longitud de la banderilla; importa mucho, de una manera decisiva, el tamaño de las puyas. La puya tiene una misión perfectamente definida en la lidia, y tan fundamental, que de la suerte de varas se deriva –aunque no lo parezca- todo lo que luego se hace con el toro (…)

El toro, de salida, tiene un estado levantado, descompuesto, que es necesario fijarle para la lidia de a pie. Esto sólo puede conseguirse con la suerte de varas. En esa lucha del toro por coger el caballo y el picador por evitarlo, tiene la puya su eficacia decisiva. La puya no está hecha para matar al toro, ni siquiera para malherirle; pero si está hecha para castigarle cuanto sea necesario. La misión del picador es ir rebajando al toro puyazo a puyazo, quitándole fuerza, ahormándole la cabeza, pero sin inutilizarle por exceso de castigo.  Según esto, ¿cuántos puyazos se deben dar a los toros? La contestación es bien simple: los que necesite. Cada toro tiene su pujanza, y su bravura, y su estado distinto, y necesita más o necesita menos para ahormarse y aplomarse (…)

El picador debe irle derecho al toro –si es abanto puede cerrarle un poco la salida para que no se le vaya- , acostumbrarle a embestir por derecho como los toreros de a pie, porque lo que más resabia a los toros son los cuarteos, y las salidas en falso, y el enseñarles por dónde se les puede ir (…) De esta manera, conducirá al caballo sabiendo a lo que va; irá toreándole; dará el garrochazo como deba darlo, y tratará de salvar el caballo, manejando de acuerdo la mano izquierda de las riendas y la derecha, con la que castiga. El empuje del toro, muchas veces, muchas, frustrará la maniobra del jinete y alcanzará al caballo; pero será a la salida, no a la entrada; será de cinchas atrás, no por los pechos; será un accidente de la lidia, no será entregar al caballo.
Así, la suerte bien hecha, se verá al toro, si aguanta más, si aguanta menos, si se crece al castigo, si es blando y se duele, porque en la suerte de varas bien hecha, es donde se ven mejor los toros,  aunque no fuera nada mas que por esto,  porque es donde mejor se ven los toros y se juzgan, debiéramos estar más atentos a ella y restaurarla como algo que tuvo grandeza, y hoy ha degenerado, hasta admitirla como un mal necesario (…)
¿Es que no hay hoy toros bravos que vayan seis o siete veces al caballo, como iban los toros de antes? Nosotros creemos que si los hay, que hay más porcentaje de toros bravos, pero lidiándolos como se deben lidiar los toros. La lidia no se refiere solamente  a la manera de picar, sino a la manera de torear. Más daño hace a veces un capotazo mal dado que un puyazo (…)

Varilarguero, picador de vara larga. ¿Qué es lo que se trata de detener con la vara larga? Se trata de detener al toro. Detener, no dejarle llegar, no dejarle llegar tanto que coja al caballo. Castigar al toro con la vara larga y procurar que no tropiece al caballo.
Según sea el toro y según venga el toro, el picador manejará el caballo y manejará el palo, alargando o acortando, pero siempre con vara suficientemente larga, para intentar detener y despedir al toro antes de que coja el caballo. Si le coge, que le cogerá muchas veces, es un accidente y un riesgo con el que hay que contar, pero no hacer del accidente lo permanente y seguro, como una modalidad moderna de la suerte de varas. Porque la manera de picar al uso actual es, primero, entregar el caballo inyectado de morfina, a modo de parapeto, y cuando está el toro enredado en el peto, picar donde se alcance, a un toro que no tiene fuerza para derribar ni para irse. ¿Esto es picar? No hay duda que así se pica. ¿Así se debe picar? Estamos todos de acuerdo en que así no se debe picar.
En esto no hay arte, ni destreza, ni hay caballo, ni hay caballista, ni así se torea, ni se sabe si el toro es bravo o manso, porque no se le hace la suerte de varas, y a todos les tapan la salida, y a todos les cruzan el caballo, y a todos les dejan enganchar, y a todos les pican igual, donde cogen, delantero o trasero, alto o bajo, al azar, donde cae la puya (…)

El matador de toros no puede permanecer indiferente o distraído durante la suerte de varas. No debe reducir su acción a torear en el quite, cuando llegue su turno. El matador de toros que limita a esto su función y deja hacer a los peones de brega, descuida lo que más le interesa cuidar, lo que ha de influir en el estado del toro en el último tercio: la lidia.
El matador que no lidia al toro, no solamente prescinde de una necesidad y desatiende una obligación, sino que se expone a sorpresas, a no ver el toro o verlo demasiado tarde. Cuántas veces es causa de una faena equivocada. Hay que lidiar los toros (…)

Joselito no esperaba en la suerte de varas a que el toro saliese del caballo para aprovechar la huída dejándole pasar, poniéndose un poco al margen del camino. Joselito hacía el quite. Hacer el quite es quitarle de donde está. ¿De dónde hay que quitar al toro en la suerte de varas? Hay que quitarle del caballo. Si el matador no le quita, sino que espera a que salga; si cuando el picador barrena y mete el palo, es un espectador contemplativo, si no interviene con su capote, que por algo se llama de brega, ¿qué entiende este matador por quite? (…)
No solamente hay que quitar al toro del caballo, sino que hay que dejarle otra vez en suerte. Esto consiste en que el toro quede de tal manera situado, frente al picador –ni más lejos ni más cerca, ni más a la derecha ni más a la izquierda- que sin la intervención de los peones, sin darle un capotazo, esté en disposición de tomar otra puya.
Eso de esperar al toro arrancado o huido, dar unos lances de capa buenos o malos, supongamos que muy buenos, y quede el toro donde esté, y ahora vengan capotazos para colocarle en suerte, eso ni es hacer un quite, ni es de matadores de toros, ni es de lidiadores, ni es tener cabeza de torero aunque se cubra con montera.


Ahí queda eso…




domingo, 4 de diciembre de 2011

¿Llueve sobre mojado? A vueltas con el Toro




Foto: J. Spínola


Recordaba hace unos días algo que leí hace tiempo escrito por  Gregorio Corrochano, lo busqué,  he vuelto a leerlo, y lo comparto con los que  pasan por aquí porque me parece que sigue  reflejando la forma de pensar que en la actualidad pueda tener cualquier aficionado.  
Leer a G. Corrochano, como a Navalón o a Joaquín Vidal entre otros,  gente que sabía de lo que escribía en definitiva, siempre es un placer enriquecedor que  a veces me ha  llevado a pensar que sería bueno exigir la acreditación de haber leído algún reconocido texto para acceder al estatus de aficionado solicitador de trofeos, y poder agitar entusiastamente el pañuelo haciendo gala de de un merecido pedigrí lector. En seguida se me pasa la idea, claro.

Ojo, porque esto que viene a continuación lo escribió Corrochano en 1.966, ayer como quien dice, pero sus palabras podían haberse escrito realmente ayer.

Escribe el maestro, hace cuarenta y cinco años, sobre el toro.

…Es peligroso hacer  con la bravura del toro comercio de comodidad para el torero, que sea bravo pero hasta cierto límite, para que no acose y moleste al torero; que sea muy pastueño, pero que no se extreme hasta la mansedumbre que le ronda; que vaya a los picadores para salvar la divisa, pero que se deje pegar(…) Que sea bueno, en fin, para el torero. Esta es la receta mágica que se busca: que parezca toro, que parezca bravo, y que no lo sea. (…)
Ahí están de muestra ganaderías que fueron bravas, degeneradas más que por descuidos, errores, consanguinidades y desconocimiento de lo que es la bravura por esas manipulaciones de buscar inútilmente la bravura inofensiva del toro, que nunca es inofensivo, con el mediotoro, mediobravo, como si se pudiera ir a medias con el toro.

Esta distinción, muy de moda, del toro bueno para el torero o el toro bueno para el ganadero es la más disparatada concepción de la bravura;  es un factor negativo. Es larga la lista de ganaderías infectadas de toros buenos para el torero, que es una forma nueva y peligrosa de la mansedumbre. La experiencia está desacreditada. El ganadero debe buscar con afán el toro bravo. Toro que no sea bueno para el ganadero, no es bravo, y no debe ser bueno para nadie, aunque parezca circunstancial y económicamente bueno para el torero(...)

El toro se ha desacreditado; casi nos atreveríamos a escribir que se ha eliminado. Se habla del toro como hipótesis, como de algo que existió, o con el desdén de lo que no tiene importancia. Y es lamentable, porque los ganaderos de reses bravas tienen en su haber uno de los éxitos mayores que se han conseguido en Zootecnia. Es un de las razas mejor logradas, lo mismo en características externas, que en dosificación media de bravura.  No creemos que hayan conseguido más los ingleses, con sus famosos caballos de carreras. Y, sin embargo, en vez de ser la época del toro, es la época de la insignificancia del toro, del desdén por el toro, de sanciones a los ganaderos.
Tanto se escatima el toro, “en su edad y en sus libras” –preocupación de los fundamentos de la Tauromaquia- que se ha llegado a la ficción de una corrida de toros sin toros.


A mi personalmente sólo se me ocurre añadir …Ahora vas y lo cascas…

¿Llueve sobre mojado? ¿Es especialmente crítico y negativo el aficionado taurino? ¿Tendemos a pensar que cualquier tiempo pasado fue mejor…?

En próximas entradas intentaré subir al blog fragmentos de lo que voy leyendo o releyendo y que me parezca interesante compartir.




domingo, 27 de noviembre de 2011

Premios "Puertas de Madrid" 2.011


El Ayuntamiento de Collado Mediano, la Asociación de Amigos de la Plaza de Toros de Béjar, la Empresa Herrero-San Nicolás, y el pintor César Palacios, galardonados. Además se otorgó una mención especial a la Solidaridad, a un grupo de aficionados por su trabajo en la recogida de firmas en favor de la ILP.

El Jurado compuesto por los todos miembros de las Asociaciones, peñas y clubes federados, presentes en la reunión celebrada mediodía de hoy día 26 de Noviembre en la sede Social de la Federación, ha fallado los Premios “Puertas de Madrid “, en su edición 2.011. En esta ocasión los galardonados son:

TROFEO PUERTA DE ALCALA.- Ilmo. Ayuntamiento de la Villa de Collado Mediano. Como municipio distinguido en la Comunidad de Madrid en la promoción y fomento de la Fiesta de los Toros y sus tradiciones. Este premio se concede además por impulsar los  precios populares de las localidades con mira a las economías más modestas, lo que ha proporcionado un incremento espectacular de abonados en estos últimos años.

TROFEO PUERTA DE TOLEDO, (de carácter nacional).- Asociación de Amigos de la Plaza de Toros de Béjar. En reconocimiento a la importante labor y brillante trabajo realizado con motivo de los Actos del III Aniversario de la Plaza de Toros “La Ancianita” de dicha localidad, que ha servido de fomento y promoción taurina para su plaza de toros y por supuesto al municipio.

TROFEO PUERTA DE SAN VICENTE.- Empresa Herrero San Nicolás, por el cincuenta aniversario al frente  de la Plaza de Toros de San Sebastián de los Reyes, además de su aportación a la Fiesta, en  el municipio, nuestra Comunidad  y en todo el orbe taurino.

TROFEO PUERTA DE HIERRO.- César Palacios (pintor), como reconocimiento a su importante obra, además de su disposición y espíritu de colaboración con las Asociaciones taurinas de nuestra Comunidad.

MENCION ESPECIAL A LA SOLIDARIDAD.- Angelines Gutiérrez Alonso, Teresa de Jesús Cruz Gómez, Pedro Sanz Mendieta y Luís Clérigo Herrón, por su colaboración en la recogida de firmas de la ILP, permaneciendo durante setenta tardes en la temporada 2.011, en la Plaza de Las Ventas, demostrando una atención y dedicación ejemplar.

Los trofeos son obra en bronce del escultor Alfonso Leal y representan a las citadas Puertas, monumentos significativos de nuestra capital. Su entrega tendrá lugar en un acto que se celebrará en los primeros meses del 2012 en la Sede Social de la Federación en fecha que se comunicará oportunamente.

(Nota de prensa de la FTCM)

jueves, 17 de noviembre de 2011

miércoles, 2 de noviembre de 2011

Cuatro toreros y dos novilleros



Haciendo un repaso de lo que me ha supuesto esta temporada en materia taurina, lo primero que se me viene a la mente es el dineral que he empleado (decir que he invertido me parecería incorrecto…) en esta rancia y obsoleta afición que tengo.

Estaréis de acuerdo en que atreverse a pasar por taquilla aproximadamente en unas cuarenta  ocasiones, entre corridas y novilladas, tendidos, gradas y andanadas, es un dineral digno de tener en cuenta. Evidentemente esto lo escribo porque mi querida esposa no frecuenta este blog.

A estas tengo que sumar unas cuantas a través de la caja tonta, fundamentalmente en TeleMolés, donde también hay que retratarse.
No sé si serán muchas, pocas, suficientes o demasiadas, pero la sensación general que me deja la temporada es algo fría, digamos que ligeramente tibia.

Al empezar el repaso desde la lejana y extraña “Feria de Invierno” de Vistalegre y terminarlo con la reciente de Otoño en Las Ventas, hay un largo trecho de tardes, unas  aburridas, otras aburridísimas, algunos momentos para el recuerdo, algún que otro toro, destellos de emoción (pocos, la verdad) y momentos en los que recuerdo haber “sentido” lo que busco, y que en definitiva son lo que hacen que el próximo año, si Dios quiere, me vuelva a gastar “una pasta” con la esperanza de ver satisfechas mi expectativas.

Sin embargo, si  nos sumergimos en las profundidades y tiramos de  Tauromaquia más o menos ortodoxa, clásica, auténtica en definitiva, conceptos como parar, templar y mandar. Y cargar la suerte…

Cargar la suerte (¿cargar la suerte? ¿y eso queé lo que é? se pregunta alguno en los tendidos…)
¿Alguien lo ha visto este año en condiciones, con la pierna  que torea adelantada cuando toca y el  peso del torero “cargando” la suerte? ¿Existe?

El pase de pecho  ¿Alguien lo ha visto? Tengo que reconocer  que he visto a Manuel Jesús “El Cid” hacer algo bastante similar, pero no recuerdo ninguno más.

Las distancias ¿Qué distancias…?

La colocación, que no es lo mismo que torear “colocao”, ¿Alguien sabe en qué consiste?

No quisiera ser cansino con el tema.
La Tauromaquia “moderna” también tiene su arte, pero uno echa de menos lo que vio, aunque fuera en la tele y en blanco y negro (y gratis).

Dejando a un lado esos “pequeños” detalles, para muchos insignificantes, enumero simplemente cuatro toreros y dos novilleros que me han hecho “sentir” en algún momento de esta temporada. Y sentir puede ser suficiente.

También podría citar otros que me han hecho sentir mal, como Padilla,  Abellán y tantos que han sufrido en el ruedo,  pero no es este el momento.

En mi póker de esta temporada estarían, sin orden ni concierto:

David Mora

Foto: J. Pelegrín

Iván Fandiño

Foto: J. Pelegrín

Diego Urdiales



Alejandro Talavante

Foto: J. Pelegrín

Mi As en la manga será Morante de la Puebla

-¿Por qué?
-Porque si.
-Porque siempre me hace sentir algo. A veces bueno y a veces malo…

-Oiga, ¿…y José Tomás…? Pues no puede estar sencillamente porque no le he visto.

En mi pareja de novilleros deben figurar por méritos propios…

Emilio Huertas



Fernando Adrián



Aunque a punto he estado de hacer una terna con Alberto López Simón. Otra vez será.

Esta es mi jugada. Cada cual tendrá su póker, su trío o su repóker, incluso sus dúples o sus treinta y una.

Al fin y al cabo es cuestión de saber jugar tus cartas…

martes, 25 de octubre de 2011

El 7 (Librería)




Paseando por mibarriodetodalavida, desde hace un tiempo rebautizado con el sugerente y culto nombre de  el “Barrio de Las Letras”, en pleno centro de Madrid, he descubierto una librería “de bibliófilo” que creo que puede interesar a coleccionistas y demás fauna aficionada a este viejo arte que llaman Tauromaquia.

Librería “El 7” se llama, y me llamó la atención no sólo por el nombre, también por estar situada donde estaba la mercería de mi calle (alguno no sabrá ni lo que es  - o era- una mercería).
Tampoco conocía al propietario (Pepe), ni me une nada a él que no sea nuestra común afición, descubierta tras  una larga conversación que mantuvimos ya a punto de echar el cierre.

Además de libros antiguos y de coleccionista de variados temas, hay una importante oferta de libros sobre Tauromaquia, antiguos, raros, y no tan antiguos, algunos incluso muy difíciles de encontrar.

También hay una interesante colección de carteles taurinos, entre los que me llamó la atención un original, en tela, de la inauguración de la Plaza de Toros de Goya (actual Palacio de los Deportes), de 1.874.

En resumen, una más que interesante oferta en pleno corazón de Madrid, calle Moratín 30, que sin duda merece una visita y un vistazo.

Suerte.

jueves, 13 de octubre de 2011

Herradero en la ganadería de Juan Vicente Mora Martínez



En la entrada que dediqué a la Trashumancia, hará un año por estas fechas, citaba la ganadería de D. Benito Mora al ser la única que, junto con la de Dª. Alicia Chico,  practicaban  la Trashumancia al modo tradicional desde las frías tierras de Albarracín en busca de los pastos de invernada en la provincia de Jaén.

Actualmente, la vacada originaria de D. Benito Mora ya no hace la larga Trashumancia, pero si la Trasterminancia en un recorrido estacional y a pie que traslada el ganado desde los pastos de verano en la Sierra de Albarracín a los de invierno en las zonas más templadas de la provincia de Cuenca. 

El origen remoto de la ganadería de Juan Vicente Mora se sitúa en 1912, cuando D. Benito Mora Codes adquiere  una punta de vacas veragüeñas.
En 1.939 su hijo, Vicente Mora, aumenta el hato con 34 vacas y un semental (“Limpiador”) procedentes de una de las cinco partes en las que se dividió la original ganadería de Coquilla, eliminándose posteriormente la procedencia Veragua y refrescando lo de Coquilla con vacas y sementales también de origen Santa Coloma, pasando con el tiempo  a ser propiedad de su hijo, D. Benito Mora Escutia.

En 1.993, D. Benito Mora Escutia adquiere el hierro de D. José Luis Pascual Sáez e ingresa en la Asociación con una ganadería a nombre de sus tres hijos, variando el hierro por el que antiguamente utilizaba su bisabuelo para herrar sus ovejas.
La ganadería así formada, con reses igualmente de origen Coquilla, se divide recientemente a la muerte de D. Benito, en tres partes, dos de las cuales quedan en propiedad de su hijo  Juan Vicente Mora Martínez.

En la actualidad se conserva la procedencia Coquilla,  añadiéndose sementales siempre de origen Santacolomeño, de Pérez de la Concha, y de Ana Romero, también Santa Coloma vías Alipio Pérez Tabernero y Buendía. 

En la finca “Valtablao”, situada  donde la provincia de Teruel le toma el nombre a la de Cuenca, a 1.600 metros de altitud y en un recóndito lugar de la Sierra de Albarracín, pastan alrededor de doscientas vacas reproductoras y los aproximadamente cien productos anuales cuyo mercado mayoritario son las novilladas y  sueltas de reses en los pueblos de la provincia de Teruel y limítrofes de Cuenca, Guadalajara y Castellón.

Un pequeño tesoro de sangre Santa Coloma por distintas vías, en el que sin embargo el origen Coquilla acabará siendo absorbido por el refrescamiento con otras procedencias de este singular encaste. En la finca se podían diferenciar bien los orígenes más Coquilla, en negro, y más Buendía en cárdeno.

El herradero es la ceremonia de presentación en sociedad de los becerros y becerras del año ganadero, cuando aún sin cumplir el año de edad en la mayoría de los casos, va a quedar en la piel su identidad, grabada a fuego, hasta el día en que mueran.

En la ganadería de Juan Vicente Mora se sigue realizando el herradero al modo tradicional, “a brazo”, con un ritual que congrega en la finca a un buen número de familiares, amigos y conocidos, en un ceremonial festivo en el que la mayoría (como yo) miran,  y unos pocos trabajan y sudan sin descanso persiguiendo e intentando trabar a los protagonistas, cuyo único objetivo es salir corriendo y escapar de quienes les intentan tirar al suelo.

En esta ocasión se han herrado con el guarismo 1 alrededor de cien ejemplares, entre machos y hembras, pertenecientes a los dos hierros que posee Juan Vicente, el titular, y el creado recientemente a nombre de sus hijos, Hermanos Mora Vázquez, perteneciente también a la Asociación.

Con el agradecimiento a Juan Vicente por su amabilidad, sirvan estas imágenes para recordar lo que vimos en Valtablao.



"Valtablao", en la Sierra de Albarracín










Los hierros a punto

Esperando...

Recibiendo...

Sujetando...




Al suelo


El ganadero

Todo queda registrado








Y de dos en dos








El ganadero hace la señal en la oreja





















Una vez herrados...


...corren a reunirse con sus hermanos
 
Todo tiene un final...y hay que reponer fuerzas

Y un video de la faena (clic en el título o en el logo de You Tube para que se reproduzca bien)



sábado, 8 de octubre de 2011

"Manifa" antitaurina en Guadalajara




Convocados por catorce asociaciones antitaurinas y  haciendo uso de su legítimo derecho constitucional, alrededor de medio centenar de personas se han manifestado en una soleada mañana por el centro de Guadalajara para pedir la abolición de la Tauromaquia y la retirada de la propuesta de declaración de la fiesta de los toros como Bien de Interés Cultural en Castilla-La  Mancha.
Al final de la “manifa” la ex-alcaldesa de Guadalajara y ex-Consejera autonómica de Cultura, Blanca Calvo, ha leído un manifiesto.

Como suele suceder en estos casos, hay discrepancias en cuanto al número de manifestantes que se han congregado. Fuentes cercanas   a los organizadores cifran en cincuenta y uno los manifestantes, mientras que otras fuentes, cercanas a la Subdelegación del Gobierno, sitúan este número en cuarenta y nueve.
Sin que sirva de precedente, si el lector se toma la molestia puede contar el número exacto de manifestantes.


Nota 1. Foto publicada en www.lacronica.net
Nota 2. Yo no quería, pero es que me lo han puesto a huevo…
Nota 3. No contéis al que va de espaldas porque es un fotógrafo... 

FUERZA PADILLA!!

lunes, 3 de octubre de 2011

Mi Feria de Otoño

Foto. Juan Pelegrín


El tiempo va bebiéndose el recuerdo hasta llegar al poso, ese poquito que va quedando en el fondo y acaba convirtiéndose en memoria.
Si me preguntan hoy cual es el poso que me quedó de la feria de Otoño de 2.010 no tendría ninguna duda. Los trece o catorce muletazos de Juan Mora, la estocada en todo lo alto, la apoteosis, y la salida a hombros.
De lo demás, sinceramente, tendría que hacer un esfuerzo grande para rescatar algo de la memoria.

Recién terminada la feria de este año, no tengo claro lo que me quedará un año después, si es que queda algo…pero lo que si sé es lo que más me ha llamado la atención y lo que recuerdo en este momento.

Entre lo positivo, y acercándonos en el tiempo, me quedan algunos momentos de la faena pausada y por lo bajo,  con gusto y temple, de El Cid a “Pompito”, el más potable de un infumable encierro de El Puerto de San Lorenzo.

Me queda el subidón de adrenalina que nos produjo ver a dos pedazos de toreros mano a mano, Ivan Fandiño y David Mora, que vinieron con la verdad por delante, a por todas, a gustar y a gustarse, con un par y la mitad del otro, y que se enfrentaron a lo que la Empresa les echó por delante probablemente con la intención de ver cómo se estrellaban…
Y no se estrellaron, sino que tiraron de oficio, arrestos y saber estar, muy por encima de la mansada descastada que les echaron.
Mención especial al tercio de quites, eso que parece que ya “no se lleva”, y que aunque accidentado y algo atropellado, añadió más emoción aún a la tarde.
David Mora es un torero inmenso, al menos a mí me lo parece, tiene clase y es de los que me creo, sin engaños.
Iván Fandiño, otro enorme torero, nacido en Vizcaya aunque aquí en Guadalajara siempre se le ha considerado Alcarreño, más que porque viva en esta provincia, sobre todo porque  es donde se ha hecho torero, en sus pueblos, donde se las ha tenido que ver con “novillos” con mucha leña, ganado duro, de esas ganaderías olvidadas que nadie quiere ver ni en pintura.
Puede que por eso los Gaviras le parecieran chotas y eso explica cómo se tiró a matar.

También puede que le falte serenarse algo, pero cuando baja la mano y torea lo hace como muy pocos saben hacerlo.
Una oreja de mucho peso se llevó a cambio de una tremenda paliza, pero dejó muchas ganas de volverlo a ver, junto a Mora ¿Por qué no? con otro “ganao”.

Siguiendo con lo positivo, me queda la imponente presencia de los Adolfos. Es fácil adivinar que tengo predilección por los Cárdenos, por lo que son y por lo que significan, pero creo que en esta ocasión Adolfo Martín,  escamado después de lo del año pasado, ha tirado más de la presencia que de sus notas. Aún así, no me pareció en absoluto una moruchada como pregona por ahí alguno de los que parece que ver un cárdeno le produce algún tipo de alergia. 
Para muestra, y después del pánico generalizado que provocó Aviadorito, el primero que saltó al ruedo con dos impresionantes leños apreciables incluso desde mis alturas, la determinación de Rafaelillo, ese torero chico de estatura que no es un artista ni falta que le hace, pero que sabe lo que tiene que hacer ante ese par de pitones que le llegaban a la altura de la frente. Todavía ando preguntándome cómo pudo entrar a matar…
Y en el cuarto, el que dio más juego del encierro, una faena a base de pundonor y ganas y en el que la espada le privó sin duda de una oreja, porque la plaza estaba  como loca deseando pedírsela.

De lo dramático me quedan los duros momentos que vivimos con Iván Fandiño, y con José Mora, de la cuadrilla de Rafaelillo.
La paliza que recibió Fandiño, en especial en esos segundos que parecían interminables al entrar a matar al quinto, tuvo su inicio nada más lancear al primero cuando, yo creo que por puro instinto, se hizo un “autoquite” digno de ver a cámara superlenta.
Y José Mora, atropellado, volteado y corneado por Aviadorito en su loca carrera por huir del redondel, también en unos segundos que se nos hicieron muy largos.

Entre lo negativo, y aún a riesgo de resultar cansino, una vez más el tercio de varas, salvo honrosas y contadas excepciones.

¿Hará falta poner un banderín, como en el fútbol, para señalarle al piquero dónde se tiene que situar?

Pues mire, ¿Ve usté aquella puerta por donde ha salío er bisho? Pues se me pone usté justito enfrente, y ahí se menea un poco pa que le vea bien…
¡Que se supone que estamos en la primera plaza del mundo, hombre…!

Más cosas negativas…el nulo concepto de la lidia que tienen algunos, matadores y subalternos. Eso se arregla con unas sesiones de escuela de Tauromaquia.

El encierro de Gavira. Lo poco que vimos bueno fue gracias a la determinación de Mora y Fandiño.

Aplaudir (el que aplaudiera) en el arrastre a Fantástico, el salpicado mansote de Gavira  que tiraba coces.
Que embista y haga como que humilla no es condición suficiente para que sea bravo, además entre otras cosas debe emplearse en el peto  (cosa que no hizo) y por supuesto no debe salir corriendo del caballo tirando coces (cosa que si hizo).

Y aunque duela, Castella, Perera y Serafín Marín. 
Los dos primeros porque sabemos que tienen dentro mucho más de lo que demostraron, a pesar,  es verdad, de las escasas posibilidades que tuvieron. El crédito que les dio en su día la afición venteña puede consumirse pronto.
Y en cuanto a Serafín Marín, porque creo que no basta con ser el torero de Barcelona y aprovechar el tirón coyuntural. Hay que poner mucho más de todo para llegar a los tendidos.

Entre lo anecdótico, y positivo, la reivindicación que se hizo desde la andanada de sol por parte de algunos aficionados en nombre de la juventud, en defensa de nuestro derecho a ir a los toros. Buen detalle el brindis (con montera viajera hasta las alturas) de Rafaelillo en el cuarto.
Este tipo de manifestaciones creo que son importantes en este momento en el que se escuchan tantos “argumentos” antitaurinos vacíos de contenido.
Es necesario que se nos oiga.


Y con esto me parece que va a terminar mi temporada “presencial” en los tendidos.
A partir de ahora tiraremos del “plus”.
Dentro de un año veremos cual es el poso que me ha dejado la feria de Otoño de 2.011.