miércoles, 14 de mayo de 2014

Iván Fandiño. Las Ventas, 13 de mayo



Foto: Juan Pelegrín. Las-Ventas.com

Seguramente, cuando Iván Fandiño se tiró ayer a matar al quinto de la tarde, en su pensamiento no tenía enfrente al Parladé.  Donde se tiraba Fandiño era en la Puerta Grande de Las Ventas.
De otra manera no consigo entender cómo pretendía salir de aquellas dos perchas.

Viendo repetidas las imágenes sigo sin adivinar las verdaderas intenciones de Fandiño. Me refiero, claro está, a la particular manera de ejecutar esa suerte contraria.
Parece materialmente imposible que se produzca el intercambio de terrenos entre Fandiño y Rapiñador de forma más o menos ortodoxa. Quizá la única manera de resolver la situación sea volar por los aires, como así fue.
Por eso pienso que más que entrar a matar, volaba hacia la puerta grande.

Faena de muleta interesante en su primero y muy completa al quinto de la tarde. Lo que tengo claro es que el toreo en gran medida está hecho de gestos, y ese gesto de Fandiño al entrar a matar merecía ser premiado.

El Cid, después de la cal del otoño le tocó ayer la de  arena. Especial mención para El Boni, despistado por no decir ausente toda la tarde.

En cuanto a Ángel Teruel, sigo viendo detalles en él que me hacen pensar en un buen torero. En el feo sexto, el ambiente post-Fandiño le pasó factura, y aún así dejó constancia de su clase. Una pena que hayan pasado desapercibidas sus dos oportunidades, porque me da que no va a tener muchas más. Al menos en los Madriles.

De los de negro, ni tanto ni tan calvo. Ni tan buen encierro como pintan algunos, ni tan descastado como cuentan otros.

Digamos que la media ha sido buena, destacando el lote de Fandiño, con alguno que manseó de más pero en general todos con un buen fondo de casta, como se dice ahora. 
El problema sigue siendo que uno, que es muy limitado en conocimientos, necesita ver un buen tercio de varas para evaluar la bravura, o mejor dicho lo que hasta ahora hemos tenido por bravura, que visto como evoluciona esto a lo mejor resulta que la bravura es otra cosa.

lunes, 12 de mayo de 2014

Quousque Tandem Taurodelta…?


Foto: Juan Pelegrín. Las Ventas


Tengo el “chiringuito” un tanto abandonado últimamente. Unas veces por falta de tiempo, otras por falta de ganas, y otras, las más, por las dos cosas.
Además, como no “tuiteo” pues resulta que ando algo despistadillo del ambiente taurino. Menos mal que me quedan mis blogs de referencia a los que sigo fielmente.

Resulta que como quien no quiere la cosa, ha llegado SAN ISIDRO, así en mayúsculas, y aunque esto no ha hecho más que empezar, ya me he preguntado …¿hasta cuando, Taurodelta…? De ahí el latinajo del título, al que habría que añadir …”abutere patientia nostra?”

Para mi es un año de cambio, o de transición, que nunca se sabe.
Del 2 al 3, siempre en la grada, y conservando las alturas del 9 para estar más cerca del cielo.
Pero el descoloque, aunque sea mínimo, te hace ver las cosas de forma diferente. Y más aún si un día estás en el 3 y el día siguiente te ves justo enfrente, en las alturas celestiales del 9. A veces incluso me ha parecido verme sentado enfrente. Voy a tener que llevarme un día los prismáticos para asegurarme, no vaya a ser que efectivamente sea yo, que me aburrí tanto que me quedé allí sentado convertido en estatua de sal.

A lo que vamos. El resumen de estos tres primeros días, extendiéndome mucho, es el siguiente:

  • Un buen toro, “Cariñoso III” nº 32 guarismo 0, ganadería de D. José Escolar, bravo, con casta y nobleza,  jugado en primer lugar ayer domingo día 11. Alguna protesta de salida (algo justito de culata) y ovacionado en el arrastre.
  • Dos buenos pares de banderillas, sobre todo el segundo, de Ángel Otero al cuarto toro de la misma corrida.
  • Dos buenos puyazos a cargo de Óscar Bernal y de Pedro Iturralde.
  • Apuntes de alguna buena brega.
  • Y piedra, demasiada piedra en Las Ventas.

Y de lo demás no me acuerdo…

Como detalle “Taurodelesco-moderno”, anuncian una aplicación para el móvil por la que puedes pedir el gintonic, o lo que se tercie, y te lo llevan hasta tu localidad.
Aunque reconozco que me da miedo, igual un día me lanzo, descargo la “app” y me lío a pedir algo.
Por ahora, y mientras me decido a dar el trascendental paso, espero ese momento de pedir una consumición (ya decidiré cual) con emoción contenida.

Ya les contaré.