miércoles, 24 de noviembre de 2010

De antitaurinos y otras hierbas (V). ¿Desaparecerá el toro de lidia?


Vaca de raza Morucha

Opiniones en uno y otro sentido. ¿La prohibición de las corridas de toros implicaría la desaparición del toro de lidia?

Dado que el asunto es extraordinariamente complejo, trataré de dar mi opinión y hacer una síntesis de las diferentes hipótesis y teorías que conozco sobre la cuestión, para situarnos en el tema sin complicarnos en exceso.
Dejando a un lado el origen del toro de lidia, procedente del Bos Taurus, que a su vez desciende del Uro, algunos autores consideran la fiereza y la agresividad como rasgos característicos de este primitivo antepasado, que fue domesticado y seleccionado a partir de los individuos que presentaban esa característica en menor medida, resultando mansos, dóciles y más aptos para su manejo. Según esto, el toro de lidia conservaría esos caracteres primitivos heredados de sus ancestros, y las razas carentes de bravura o mansas, serían las obtenidas mediante selección.
Otros autores consideran al contrario que en la especie bovina la fiereza es una anomalía genética presente en algunos individuos de los que mediante selección se llegaría a la raza de lidia.

En cualquier caso, el toro de lidia  es considerado como una raza bovina para algunos, como una sub-raza para otros o como una super-raza (o  un grupo genético diferenciado) para otros, entre los que me incluyo. En mi opinión las tres teorías tienen  argumentos razonables, si bien personalmente deduzco,  de lo poco que he leído sobre la materia, que deberíamos considerar al toro de lidia como una super-raza, meta-raza o un grupo genético perfectamente diferenciado.

Está científicamente demostrado que lo que podríamos llamar “distancia genética” existente entre individuos pertenecientes a distintos encastes de la raza de lidia (no necesariamente lejanos genéticamente) en muchos casos es mayor que la que existe entre individuos pertenecientes a diferentes razas tradicionalmente consideradas como tales.
Para oscurecer algo más el debate, tampoco hay una definición exacta en zoología que ponga a todos de acuerdo sobre lo que se considera como raza, por lo que el argumento antitaurino de que el toro de lidia no debe ser considerado como una raza en si misma, y que  por lo tanto la prohibición no supondría la extinción de una raza, es harto discutible, por no decir abiertamente que es falso.

Si nos atenemos al epígrafe dedicado al toro de lidia en la guía de razas autóctonas del Ministerio de Agricultura,  con estrictos criterios etnológicos no se podría considerar como una raza, ya que los caracteres y rasgos morfológicos aparecen mezclados y con marcada variabilidad entre unos individuos y otros, incluso el carácter común de la bravura tiene tan amplia gama de manifestaciones que dificulta alcanzar una fidelidad racial, no obstante, la raza de lidia es universalmente admitida como tal. Factores ambientales, zoológicos, sociológicos, culturales y artísticos han intervenido en la formación y moldeado de esta raza especial y diferente”.
También la Administración define los caracteres morfológicos que deben reunir los ejemplares de cada una de las consideradas como castas fundacionales del toro de lidia.

Es evidente que resulta  posible el cruce entre el toro de lidia y otras razas bovinas dando lugar a lo que en algunos lugares se denomina ganado “de media casta”, generalmente en el cruce con razas procedentes del tronco ibérico en la zona centro, o morucha, retinta, marismeña, etc, aunque cualquier combinación es viable incluso más allá de la primera generación.
Como decía al principio, existe la hipótesis de que el toro de lidia proviene de la selección de determinados caracteres genéticos de fiereza y agresividad (y de los que resultaría la bravura como la entendemos en la actualidad) de determinadas razas tradicionalmente criadas por su aptitud para la producción de carne.

Según esta teoría,  mediante la selección de aquellos ejemplares particularmente agresivos, se llegaría a la actualmente considerada como raza de lidia. El proceso inverso sería entonces teóricamente viable mediante una nueva selección de esa característica de agresividad y fiereza que, bien como anomalía genética o no, se da en muchas razas bovinas productoras de carne. Por lo tanto, según esta hipótesis, el toro bravo sería “recuperable” tras una hipotética desaparición a partir de ganado destinado a la producción de carne, si bien su bravura, con toda probabilidad, no sería igual a lo que hoy en día se considera como tal.
Desde ese punto de vista, hay autores que consideran al toro de lidia como una sub-raza de la raza bovina. A favor de esta teoría podemos tomar como ejemplo el hecho de que  muchas personas que observaran un ejemplar de razas como la  morucha, negra ibérica, negra andaluza, retinta, etc, tendrían verdaderas dificultades para distinguirlas visualmente de la raza de lidia, llegando a resultar imposible en muchos casos,  sobre todo tratándose de hembras o machos jóvenes.
Incluso en animales de estas y otras razas se encuentran anomalías genéticas en algunos individuos de manera que resultan especialmente agresivos.

Sin embargo, existe otra teoría que, partiendo prácticamente de los mismos razonamientos, considera al toro de lidia como una super-raza o un conjunto de razas, de acuerdo con sus características morfológicas diferenciables.
Resultan evidentes las diferencias morfológicas entre un ejemplar tipo de casta Navarra con, pongamos por ejemplo, un ejemplar de procedencia Santa Coloma-Buendía.
O los procedentes de casta Cabrera (Miura) con ejemplares de procedencia Vazqueña-Veragua, por poner solamente dos ejemplos de los muchos que nos podamos imaginar.

No solo son evidentes las diferencias en cuanto al fenotipo. Hoy en día es posible con un simple análisis de ADN, determinar casi con una probabilidad del 100% el encaste al que pertenece un ejemplar.
Se trata simplemente por lo tanto de un asunto de nomenclatura, ya que  lo que denominamos castas o incluso encastes, podrían ser  considerados perfectamente como razas, líneas, estirpes, o en definitiva, grupos genéticos.

En resumen, resulta muy arriesgado aventurar si la abolición de la Tauromaquia llevaría inexorablemente a la desaparición del toro de lidia.
De lo complejo del asunto, y a pesar de la postura oficial expresada por la actual Administración en el sentido de que la pervivencia de la raza estaría en cualquier caso garantizada, yo personalmente tengo algo más que dudas razonables de que esto sea así.
En  mi humilde opinión, la prohibición si traería consigo la desaparición a medio plazo de la raza de lidia, con la pérdida paulatina de su patrimonio genético.
La conservación de la raza de lidia requiere además entre otros aspectos  una dedicación económica que sería insostenible en ausencia de festejos taurinos.

La visión utópica dibujada por no pocos abolicionistas tras la desaparición de las corridas de toros, de una existencia  libre y salvaje del toro de lidia en dehesas convertidas poco menos que en reservas integrales, aparte de ser como digo utópica,  tiene tal carencia de fundamentos medianamente lógicos, que no merece mayor comentario que poner al descubierto su ignorancia en la materia y el desconocimiento de los procesos básicos que rigen  el funcionamiento de un ecosistema mantenido por la acción humana como es la dehesa.  
El elevado coste que habría que asumir para que esta quimera tuviera visos de realidad sería tan desorbitado que no sería entendible en ningún caso.

Que a partir de las razas de aptitud cárnica fuera posible en un futuro y mediante una complicada y costosísima selección, “crear” una raza de ganado agresivo o bravo, no tengo dudas de que eso fuera viable, pero en ningún caso es posible imaginar el resultado de esa “creación” en cuanto a que la raza resultante sea apta para la lidia.
Conceptos tradicionales como el trapío (ahora asimilado o sustituido por el fenotipo) o la casta (idem con el genotipo) dejarían de tener sentido en ese hipotético escenario de la re-creación de una nueva raza de ganado bravo.

Dejemos las cosas como están. Deberán ser los propios conservacionistas, entre los cuales también me incluyo, los que hagan el planteamiento de la más que probable desaparición del toro de lidia como raza (o super-raza) con sus caracteres morfológicos y genéticos actuales si prosperan los movimientos abolicionistas.

7 comentarios:

  1. Deliberadamente confuso y carente de rigor. Muy claro: no existe descripción científica de la presunta e inventada raza de lidia... simplemente porque no existe. Existen encastes artificialmente seleccionados y mantenidos, meros ejemplares de vacuno común. La definición es ideológica, y tiene su origen en los conservacionoistas... del negocio taurino de unos pocos a costa del erario público. Una raza específica requiere unos caracteres morfológicos y psicológicos específicos, diferenciados y transmitidos por herencia. No es el caso, y nunca han sido descritos. Los ideólogos del "lobby" taurino cuentan delirios como que desciende del extinto uro. Bajando al planeta Tierra, el Proyecto Uro que intenta reconstruir el ADN del uro no recurre a la presunta raza de lidia... porque no existe. Sí incluye dos razas (éstas no inventadas) españolas, la sayaguesa (León) y la pajuna (Andalucía). La demagogia "conservacionista" (del negocio) manipula unos cuantos ejemplares de vacuno común y luego quiere vender su protección como una bendición medioambiental. Pronto nos encontraremos con criadores de perros que seleccionarán líneas (de razas establecidas o, como los taurinos, de simples líneas de cruza) y exigirán su conservación (y la de las peleas,claro). O pedirán asociar la conservación del oso pardo cantábrico a la vuelta del "bear-baiting", peleas de un oso contra varios perros que en Inglaterra hasta no hace mucho compartían el favor del (culto) público británico con las de perros contra toros, con el aliciente estético y cultural de unos cuantos perros destripados. Ya nos pueden venir con lo de la cultura mediterránea: la única diferencia es que allí llegó la Ilustración y aquí los ilustrados fueron tachados de afrancesados y despreciados; en lugar de ilustración elegimos el "vivan las caenas". Y así continúa la barbarie, que siguen queriéndonos vender como lo más "cool" y lo más ecologista.

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  2. muy bueno Rafael, a estos torturadores hay que bajarlos del pino y que se enteren que lo que les gusta son fiestas criminales.

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  3. Rafael, te agradezco el comentario. Se me ocurren muchas puntualizaciones pero sólo quiero hacer dos y una recomendación, un poco a vuela pluma:

    - Absolutamente TODAS las razas (ecotipos, estirpes, lineas, subrazas…) de lo que tu denominas vacuno común (sic) provienen de la selección artificial, con mayor o menor intervención de la mano del hombre. Esto es extensible a cualquier especie animal de ganado (de carne, de trabajo, de leche o de lana) que se te ocurra. En el supuesto contrario se habrían extinguido hace cientos (o quizá miles) de años.

    - O no te has leído la entrada, o simplemente no has entendido nada.

    - Para ampliar información sobre la materia, que como digo en la entrada es extraordinariamente compleja, te recomiendo la lectura o consulta de la Tesis Doctoral “Análisis de la variabilidad genética en la raza bovina de lidia utilizando información molecular” que está disponible en la Facultad de Veterinaria de la Universidad Complutense de Madrid.

    Y una más. Como acostumbro, no voy a entrar en más debate sobre el tema porque no creo que un blog sea el cauce adecuado. Para eso están los foros.

    Un saludo

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  4. Juselín:
    No soy nadie para poder darte un consejo, pero te voy a dar mi opinión y es que no te gastes. Tú hablas un idioma y otros hablan otro distinto. Tú te documentas, te planteas tus dudas y más o menos las solventas o profundizas más en ello; otros se saben una serie de ideas a la perfección y te las encasquetan a la primera que pueden, aunque no tenga nada que ver, evidenciando una supina ignorancia. Pero como te digo, no te gastes. Muchos hemos recibido visitas como estas y en unos casos son personas que no comparten tu idea, pero que sí escuchan tus planteamientos, incluso reflexionando sobre estos, y otros sueltan lo oído por ahí, que aunque se repita mucho, no quiere decir que sea verdad. Me parece que has hecho un espléndido trabajo de reflexión, de exposición de diferentes puntos de vista, y acabas diciendo lo que piensas, que no es un delito y sí un compromiso. Lo que no te podrán discutir es el trabajo que lleva cada una de las entradas que publicas y que nos obligan a no leerlas a la ligera y a dedicarlas un tiempo de tranquilidad para asimilar sus contenidos al máximo.

    Un saludo y perdona por el atrevimiento de aconsejar. No se volverá a repetir

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  5. Enrique, ¡agradecidos y bienvenidos sean tus consejos!! Faltaría más.
    No te preocupes que no me gasto…
    Lo que si creo es que tenemos la obligación de intentar desmontar clichés, mentirijillas, medias verdades, y sofismas tan abundantes en el antitaurinismo, y que como bien dices, no por mucho repetirlas se convierten en verdades, aunque a veces, tristemente, dan resultado.
    En definitiva, hay que encender la luz un rato para el que quiera informarse se informe y si le apetece, piense. Y el que no, pues santas pascuas.
    No nos debería valer lo de agacharnos para esquivar.
    Además, la idea de estas entradas es precisamente esa, que llegue al antitaurino.
    …Y también es verdad que me ha salido un ladrillete, pero es que cuando me pongo a darle a la tecla hay veces que se me va el santo al cielo…

    saludos

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  6. La corrupción ¿bien de interés cultural?
    "Se impone subvencionar -más aún- a los artistas de nuestra corrupción, no dejar que la fiesta muera. Sin apoyos, estos bravos ejemplares desaparecerían. España sería otra: honesta, responsable, culta. Irreconocible, en una palabra."

    España fortalece sus tradiciones. A su vanguardia, el PP libra denodada batalla para que los toros sean declarados bien de interés cultural, patrimonio protegido por la UNESCO y anticonstitucional su prohibición. En consecuencia, ampara la fiesta en algunas de las comunidades que gobierna. Y no está solo, políticos de otros partidos y sectores de la cultura lo secundan.
    En tales circunstancias, tal vez tenga sentido esta modesta proposición: ¿y si nos planteamos consagrar la corrupción como "bien de interés cultural"? ¿No les parece a ustedes lamentable que españoles de bien sean detenidos y hasta encausados basándose tan solo en indicios y pruebas? Piénsenlo, declarar la corrupción bien de interés cultural, también de interés turístico y hasta patrimonio nacional a proteger, no tendría sino ventajas. Se pueden esgrimir sólidos argumentos que fundamenten la propuesta.

    Rosa María Artal es periodista y escritora.

    http://www.elpais.com/articulo/opinion/corrupcion/bien/interes/cultural/elpepiopi/20101127elpepiopi_5/Tes

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  7. 'No me creeré que el toro de lidia existe gracias a que lo inmolan con arte. Es algo como si San Jorge librara a la doncella del dragón para violarla él mismo. Hace un tiempo, en defensa de la estética de la fiesta, leí en la reseña de un conocidísimo escritor taurino que: "...el público, tras pedir y ser concedidos las dos orejas y el rabo del astado, pidió que también se le cortara una pata como trofeo. El buen gusto del presidente impidió la repugnante mutilación". Vaya, menos mal, olé por la gente sensible'.

    Manuel Gutiérrez Aragón.
    Director de Cine. Taurino irredento.

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