martes, 25 de octubre de 2011

El 7 (Librería)




Paseando por mibarriodetodalavida, desde hace un tiempo rebautizado con el sugerente y culto nombre de  el “Barrio de Las Letras”, en pleno centro de Madrid, he descubierto una librería “de bibliófilo” que creo que puede interesar a coleccionistas y demás fauna aficionada a este viejo arte que llaman Tauromaquia.

Librería “El 7” se llama, y me llamó la atención no sólo por el nombre, también por estar situada donde estaba la mercería de mi calle (alguno no sabrá ni lo que es  - o era- una mercería).
Tampoco conocía al propietario (Pepe), ni me une nada a él que no sea nuestra común afición, descubierta tras  una larga conversación que mantuvimos ya a punto de echar el cierre.

Además de libros antiguos y de coleccionista de variados temas, hay una importante oferta de libros sobre Tauromaquia, antiguos, raros, y no tan antiguos, algunos incluso muy difíciles de encontrar.

También hay una interesante colección de carteles taurinos, entre los que me llamó la atención un original, en tela, de la inauguración de la Plaza de Toros de Goya (actual Palacio de los Deportes), de 1.874.

En resumen, una más que interesante oferta en pleno corazón de Madrid, calle Moratín 30, que sin duda merece una visita y un vistazo.

Suerte.

jueves, 13 de octubre de 2011

Herradero en la ganadería de Juan Vicente Mora Martínez



En la entrada que dediqué a la Trashumancia, hará un año por estas fechas, citaba la ganadería de D. Benito Mora al ser la única que, junto con la de Dª. Alicia Chico,  practicaban  la Trashumancia al modo tradicional desde las frías tierras de Albarracín en busca de los pastos de invernada en la provincia de Jaén.

Actualmente, la vacada originaria de D. Benito Mora ya no hace la larga Trashumancia, pero si la Trasterminancia en un recorrido estacional y a pie que traslada el ganado desde los pastos de verano en la Sierra de Albarracín a los de invierno en las zonas más templadas de la provincia de Cuenca. 

El origen remoto de la ganadería de Juan Vicente Mora se sitúa en 1912, cuando D. Benito Mora Codes adquiere  una punta de vacas veragüeñas.
En 1.939 su hijo, Vicente Mora, aumenta el hato con 34 vacas y un semental (“Limpiador”) procedentes de una de las cinco partes en las que se dividió la original ganadería de Coquilla, eliminándose posteriormente la procedencia Veragua y refrescando lo de Coquilla con vacas y sementales también de origen Santa Coloma, pasando con el tiempo  a ser propiedad de su hijo, D. Benito Mora Escutia.

En 1.993, D. Benito Mora Escutia adquiere el hierro de D. José Luis Pascual Sáez e ingresa en la Asociación con una ganadería a nombre de sus tres hijos, variando el hierro por el que antiguamente utilizaba su bisabuelo para herrar sus ovejas.
La ganadería así formada, con reses igualmente de origen Coquilla, se divide recientemente a la muerte de D. Benito, en tres partes, dos de las cuales quedan en propiedad de su hijo  Juan Vicente Mora Martínez.

En la actualidad se conserva la procedencia Coquilla,  añadiéndose sementales siempre de origen Santacolomeño, de Pérez de la Concha, y de Ana Romero, también Santa Coloma vías Alipio Pérez Tabernero y Buendía. 

En la finca “Valtablao”, situada  donde la provincia de Teruel le toma el nombre a la de Cuenca, a 1.600 metros de altitud y en un recóndito lugar de la Sierra de Albarracín, pastan alrededor de doscientas vacas reproductoras y los aproximadamente cien productos anuales cuyo mercado mayoritario son las novilladas y  sueltas de reses en los pueblos de la provincia de Teruel y limítrofes de Cuenca, Guadalajara y Castellón.

Un pequeño tesoro de sangre Santa Coloma por distintas vías, en el que sin embargo el origen Coquilla acabará siendo absorbido por el refrescamiento con otras procedencias de este singular encaste. En la finca se podían diferenciar bien los orígenes más Coquilla, en negro, y más Buendía en cárdeno.

El herradero es la ceremonia de presentación en sociedad de los becerros y becerras del año ganadero, cuando aún sin cumplir el año de edad en la mayoría de los casos, va a quedar en la piel su identidad, grabada a fuego, hasta el día en que mueran.

En la ganadería de Juan Vicente Mora se sigue realizando el herradero al modo tradicional, “a brazo”, con un ritual que congrega en la finca a un buen número de familiares, amigos y conocidos, en un ceremonial festivo en el que la mayoría (como yo) miran,  y unos pocos trabajan y sudan sin descanso persiguiendo e intentando trabar a los protagonistas, cuyo único objetivo es salir corriendo y escapar de quienes les intentan tirar al suelo.

En esta ocasión se han herrado con el guarismo 1 alrededor de cien ejemplares, entre machos y hembras, pertenecientes a los dos hierros que posee Juan Vicente, el titular, y el creado recientemente a nombre de sus hijos, Hermanos Mora Vázquez, perteneciente también a la Asociación.

Con el agradecimiento a Juan Vicente por su amabilidad, sirvan estas imágenes para recordar lo que vimos en Valtablao.



"Valtablao", en la Sierra de Albarracín










Los hierros a punto

Esperando...

Recibiendo...

Sujetando...




Al suelo


El ganadero

Todo queda registrado








Y de dos en dos








El ganadero hace la señal en la oreja





















Una vez herrados...


...corren a reunirse con sus hermanos
 
Todo tiene un final...y hay que reponer fuerzas

Y un video de la faena (clic en el título o en el logo de You Tube para que se reproduzca bien)



sábado, 8 de octubre de 2011

"Manifa" antitaurina en Guadalajara




Convocados por catorce asociaciones antitaurinas y  haciendo uso de su legítimo derecho constitucional, alrededor de medio centenar de personas se han manifestado en una soleada mañana por el centro de Guadalajara para pedir la abolición de la Tauromaquia y la retirada de la propuesta de declaración de la fiesta de los toros como Bien de Interés Cultural en Castilla-La  Mancha.
Al final de la “manifa” la ex-alcaldesa de Guadalajara y ex-Consejera autonómica de Cultura, Blanca Calvo, ha leído un manifiesto.

Como suele suceder en estos casos, hay discrepancias en cuanto al número de manifestantes que se han congregado. Fuentes cercanas   a los organizadores cifran en cincuenta y uno los manifestantes, mientras que otras fuentes, cercanas a la Subdelegación del Gobierno, sitúan este número en cuarenta y nueve.
Sin que sirva de precedente, si el lector se toma la molestia puede contar el número exacto de manifestantes.


Nota 1. Foto publicada en www.lacronica.net
Nota 2. Yo no quería, pero es que me lo han puesto a huevo…
Nota 3. No contéis al que va de espaldas porque es un fotógrafo... 

FUERZA PADILLA!!

lunes, 3 de octubre de 2011

Mi Feria de Otoño

Foto. Juan Pelegrín


El tiempo va bebiéndose el recuerdo hasta llegar al poso, ese poquito que va quedando en el fondo y acaba convirtiéndose en memoria.
Si me preguntan hoy cual es el poso que me quedó de la feria de Otoño de 2.010 no tendría ninguna duda. Los trece o catorce muletazos de Juan Mora, la estocada en todo lo alto, la apoteosis, y la salida a hombros.
De lo demás, sinceramente, tendría que hacer un esfuerzo grande para rescatar algo de la memoria.

Recién terminada la feria de este año, no tengo claro lo que me quedará un año después, si es que queda algo…pero lo que si sé es lo que más me ha llamado la atención y lo que recuerdo en este momento.

Entre lo positivo, y acercándonos en el tiempo, me quedan algunos momentos de la faena pausada y por lo bajo,  con gusto y temple, de El Cid a “Pompito”, el más potable de un infumable encierro de El Puerto de San Lorenzo.

Me queda el subidón de adrenalina que nos produjo ver a dos pedazos de toreros mano a mano, Ivan Fandiño y David Mora, que vinieron con la verdad por delante, a por todas, a gustar y a gustarse, con un par y la mitad del otro, y que se enfrentaron a lo que la Empresa les echó por delante probablemente con la intención de ver cómo se estrellaban…
Y no se estrellaron, sino que tiraron de oficio, arrestos y saber estar, muy por encima de la mansada descastada que les echaron.
Mención especial al tercio de quites, eso que parece que ya “no se lleva”, y que aunque accidentado y algo atropellado, añadió más emoción aún a la tarde.
David Mora es un torero inmenso, al menos a mí me lo parece, tiene clase y es de los que me creo, sin engaños.
Iván Fandiño, otro enorme torero, nacido en Vizcaya aunque aquí en Guadalajara siempre se le ha considerado Alcarreño, más que porque viva en esta provincia, sobre todo porque  es donde se ha hecho torero, en sus pueblos, donde se las ha tenido que ver con “novillos” con mucha leña, ganado duro, de esas ganaderías olvidadas que nadie quiere ver ni en pintura.
Puede que por eso los Gaviras le parecieran chotas y eso explica cómo se tiró a matar.

También puede que le falte serenarse algo, pero cuando baja la mano y torea lo hace como muy pocos saben hacerlo.
Una oreja de mucho peso se llevó a cambio de una tremenda paliza, pero dejó muchas ganas de volverlo a ver, junto a Mora ¿Por qué no? con otro “ganao”.

Siguiendo con lo positivo, me queda la imponente presencia de los Adolfos. Es fácil adivinar que tengo predilección por los Cárdenos, por lo que son y por lo que significan, pero creo que en esta ocasión Adolfo Martín,  escamado después de lo del año pasado, ha tirado más de la presencia que de sus notas. Aún así, no me pareció en absoluto una moruchada como pregona por ahí alguno de los que parece que ver un cárdeno le produce algún tipo de alergia. 
Para muestra, y después del pánico generalizado que provocó Aviadorito, el primero que saltó al ruedo con dos impresionantes leños apreciables incluso desde mis alturas, la determinación de Rafaelillo, ese torero chico de estatura que no es un artista ni falta que le hace, pero que sabe lo que tiene que hacer ante ese par de pitones que le llegaban a la altura de la frente. Todavía ando preguntándome cómo pudo entrar a matar…
Y en el cuarto, el que dio más juego del encierro, una faena a base de pundonor y ganas y en el que la espada le privó sin duda de una oreja, porque la plaza estaba  como loca deseando pedírsela.

De lo dramático me quedan los duros momentos que vivimos con Iván Fandiño, y con José Mora, de la cuadrilla de Rafaelillo.
La paliza que recibió Fandiño, en especial en esos segundos que parecían interminables al entrar a matar al quinto, tuvo su inicio nada más lancear al primero cuando, yo creo que por puro instinto, se hizo un “autoquite” digno de ver a cámara superlenta.
Y José Mora, atropellado, volteado y corneado por Aviadorito en su loca carrera por huir del redondel, también en unos segundos que se nos hicieron muy largos.

Entre lo negativo, y aún a riesgo de resultar cansino, una vez más el tercio de varas, salvo honrosas y contadas excepciones.

¿Hará falta poner un banderín, como en el fútbol, para señalarle al piquero dónde se tiene que situar?

Pues mire, ¿Ve usté aquella puerta por donde ha salío er bisho? Pues se me pone usté justito enfrente, y ahí se menea un poco pa que le vea bien…
¡Que se supone que estamos en la primera plaza del mundo, hombre…!

Más cosas negativas…el nulo concepto de la lidia que tienen algunos, matadores y subalternos. Eso se arregla con unas sesiones de escuela de Tauromaquia.

El encierro de Gavira. Lo poco que vimos bueno fue gracias a la determinación de Mora y Fandiño.

Aplaudir (el que aplaudiera) en el arrastre a Fantástico, el salpicado mansote de Gavira  que tiraba coces.
Que embista y haga como que humilla no es condición suficiente para que sea bravo, además entre otras cosas debe emplearse en el peto  (cosa que no hizo) y por supuesto no debe salir corriendo del caballo tirando coces (cosa que si hizo).

Y aunque duela, Castella, Perera y Serafín Marín. 
Los dos primeros porque sabemos que tienen dentro mucho más de lo que demostraron, a pesar,  es verdad, de las escasas posibilidades que tuvieron. El crédito que les dio en su día la afición venteña puede consumirse pronto.
Y en cuanto a Serafín Marín, porque creo que no basta con ser el torero de Barcelona y aprovechar el tirón coyuntural. Hay que poner mucho más de todo para llegar a los tendidos.

Entre lo anecdótico, y positivo, la reivindicación que se hizo desde la andanada de sol por parte de algunos aficionados en nombre de la juventud, en defensa de nuestro derecho a ir a los toros. Buen detalle el brindis (con montera viajera hasta las alturas) de Rafaelillo en el cuarto.
Este tipo de manifestaciones creo que son importantes en este momento en el que se escuchan tantos “argumentos” antitaurinos vacíos de contenido.
Es necesario que se nos oiga.


Y con esto me parece que va a terminar mi temporada “presencial” en los tendidos.
A partir de ahora tiraremos del “plus”.
Dentro de un año veremos cual es el poso que me ha dejado la feria de Otoño de 2.011.