Quien sigue este blog ya debe conocer mi
mala memoria. Hay tantas tardes en la piedra venteña que pasan fugazmente que
es bueno mirar atrás, sólo un poco, para ver qué encontramos en los apuntes de
esta Feria.
Y encuentro poco.
El día 31 apuntamos un buen toro de
Victoriano del Río, “Cojito” lidiado en quinto lugar por López Simón.
Y ese mismo día un gran puyazo de Tito
Sandoval, al menos un pequeño oasis entre el desastre que hemos visto tarde
tras tarde en el ya casi extinto tercio de varas.
Y de la de Cuadri anotamos el toro
protestado sonoramente por “el 7”, para mí de manera injusta.
En ese tendido, tanto como en otros, junto
con grandes aficionados entendidos y cabales se camuflan acomodados algunos
“arrimaos” que piensan que la protesta poco reflexiva, inmediata y sonora a
todo lo que se mueva les proporciona categoría y respeto. Nada más lejos de la
realidad.
También apuntamos ese día buenos pares de
Fernando Sánchez.
También anoté… ¿Que es la mansedumbre
escastada? ¿Se puede ser manso y atesorar en sus genes lo que los entendidos
llaman fondo de casta, como si de un fondo de armario se tratara?
Pues rotundamente si.
Bastó ver alguno de los ejemplares de los
hermanos Lozano en la corrida de Alcurrucén, y como muestra valga el tercero,
“Licenciado”, creo recordar, errático y más raro que un perro verde de salida,
se vino arriba y propició el 90% de la salida a hombros de Juan del Álamo. Por
cierto, nada que reprochar al triunfo del salmantino, faltaría más, pero tengo
que reconocer que a mí no me emocionó.
A veces me siento algo perdido entre un
público que valora de manera entusiasta algo que a mí no me “transmite” por
decirlo de alguna manera. Cuando no coincides con el criterio de veinte mil
personas, y sólo encuentras consuelo en ¿500?, ¿1000?, es evidente que el que
debe estar equivocado es uno mismo. Lo contrario sería atribuir la equivocación
al ochenta o noventa por ciento del personal, y eso, además de pretencioso, no
suele ser cierto.
Apunté la disposición y entrega de Paco
Ureña en la de Victorino. Interesante corrida de las de no comer muchas pipas.
Dos-tres toros bravos y buena ración de casta en general. Para no andarse con
tonterías.
Dos buenas series al natural de Talavante.
Probablemente excesivo el premio de la oreja por esa estocada defectuosa, pero
vistas las orejas que llevábamos, para mi resultó merecida.
Reseñable Pastelero, lidiado
en tercer lugar por Ureña como ejemplo del toro que nos gusta, bravo,
encastado, fiero, que no perdona una, y ante el que no se puede monear.
A destacar muy por encima del tono general
de la Feria la corrida en conjunto de Rehuelga.
Como no suelo colgarme medallas, por
colgarme una he de decir que para mí, de antemano, era una de las “tapadas” del
serial.
Extraordinaria corrida la de
Rehuelga, entendiendo la palabra en su sentido literal, como fuera de lo común
ante tanta vulgaridad. Muy destacables 3º, 5º (liebre) y 6º, por encima
de los de luces.
Aunque algo fuera de tipo por hechuras y
sobre todo por peso -de otra manera difícilmente lidiaría en Las Ventas- la
verdad es que fue una tarde excepcional, de las que sale uno con el ánimo
reconfortado y feliz.
Y para finalizar, y como lo tengo más
reciente, de la de Miura poco que decir.
Ya se sabe que una mala tarde la tiene
cualquiera. Verdaderamente decepcionante.
Pero hay tantos criaflojos y ganaduros que
deberían hacer reverencias y descubrirse ante la sola mención del nombre de “Miura”,
que por respeto a la historia no merece la pena comentar nada.
Y cuando se vuelva a anunciar en los
carteles volveremos con la ilusión intacta.
El resultado en conjunto ha sido una feria
más, en la que no se ha notado el cambio de empresa, al menos así lo he visto
yo, si no fuera por una cierta reducción de peso que bien pudiera ser
coyuntural, o tal vez indicio de una nueva tendencia.
Ah, y en que han cambiado la cocacola por
la Pepsi.