lunes, 21 de marzo de 2011

A las afueras del cacho



Ver los toros por la  televisión, con sus repeticiones y sus cámaras superlentas capaces de captar el movimiento mas fugaz y transformarlo en infinito, tiene sus ventajas y como no, su parte inconveniente.
En mi caso, uno de los inconvenientes es que mis hijos, cuando se  aburren, no lo disimulan como yo, sino que me riñen por haberles  quitado el fútbol o las “Winx” (el que tenga hijas pequeñas sabrá quienes son las Winx, para el resto, puedo decirles que son algo parecido a las “Barbies”  pero en más moderno, creo).

Estas riñas tienen el efecto de no permitirme ver una retransmisión completa, sus cámaras superlentas, sus repeticiones y demás, lo que tengo que confesar que a veces, visto lo visto, es una bendición.

Otro de los efectos de la televisión, es que al menos en mi casa no tengo a nadie alrededor que aplauda o proteste, con lo que no me cuestiono si soy un tipo raro, o no tengo ni idea de lo que estoy viendo, como me ocurre cuando la mayoría aplaude y yo no veo el motivo (o al revés).

Digo esto porque creo que me estoy volviendo maniático con la edad, porque si no, no le veo otra explicación a que me asombre lo que veo con demasiada frecuencia gracias a la superlenta-repetidora.

Lo de la correcta colocación del diestro al citar con la muleta es un tema del que se habla, se escribe, y se discute mucho.
Desde mi corto entendimiento en Tauromaquia, me asombra que esa   colocación, no voy a decir que en la mayor parte de las faenas, pero si en más de las que sería deseable, nada tenga que ver con lo que yo creía saber del tema, que sin falsa modestia es más bien muy poco.

Con una asombrosa frecuencia he visto en esta pasada feria de Valencia (por centrarme en lo más reciente) como el descoloque se convierte en habitual, sin comentario alguno al respecto por parte de  quien debe hacerlo, ni con muestra de disconformidad del público, o al menos eso parece desde el otro la de la pantalla.
A lo mejor “in situ” no es tal la unanimidad en aplaudir tal descoloque.

Vamos, lo que siempre, al menos hasta ahora, se ha venido en llamar torear “fuera de cacho”.

A lo mejor debo replantearme algunas cosas, y procurar no adquirir manías con la edad, porque está claro que cada toro tiene su lidia, y hacerlo al hilo del pitón no tiene necesariamente que ser ventajista ¿o si?

Una vez más, coincido con el maestro Vidal cuando escribió…   
Hay quien se pregunta por qué ha de ser malo torear fuera de cacho y algunos hasta llegan a afirmar que el fuera-cacho no existe; que es una falacia ideada para desmerecer a las figuras en general y a Enrique Ponce en particular.

Como no podía ser menos, también estoy de acuerdo con Navalón, que escribió…
Estoy harto de escuchar a los viejos toreros que lo más importante es la colocación antes de empezar el muletazo. Con el capote pasa lo mismo, pero como ahora se centra todo en la muleta, vayamos al grano.

Antes de convencerme con la práctica hablamos largo y tendido con dos maestros tan distintos en su estilo como Domingo Ortega y con Pepe Luis Vázquez.

Años después con Manolo Escudero en las muchas veces que vino a torear a 'El Berrocal'. Todos decían lo mismo: "Si te colocas bien mandas en el toro y rematas bien el pase para quedarte otra vez colocado. Si te colocas mal, el que manda es el toro y al terminar el pase quedas descolocado".
La forma correcta de citar es colocarte enfrente de la mitad del testuz y de la penca de rabo, de forma que haya una línea recta entre la cadera del torero (o el medio pecho) y el espinazo del toro. Una vez afirmado en ese terreno se adelanta la muleta y se espera que el toro llegue a la muleta. Sólo entonces, ni antes ni después, se adelanta la pierna para torear en curva.

Digo que ni antes ni después porque un torero tan inteligente como Paco Camino adelantaba la pierna en el momento mismo de citar, antes de arrancarse el toro. Así resulta que cuando el toro llegaba a la muleta, Camino no tenía que correr el riesgo de cambiarle la trayectoria del viaje y la foto salía impecablemente, la pierna contraria adelantada. Camino era tan listo que muy poca gente se dio cuenta de esta ventajilla.

Por lo menos cumplía con el importante requisito de ver venir al toro y aguantarlo desde lejos.


Ahora que lo pienso, puede que traiga aquí estas citas para darme un poco de consuelo y alejar de mi estos malos pensamientos de que me estoy volviendo un maniático...


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