No es ninguna novedad el
ruido sobre los encierros de Pamplona sin corrida por la tarde. Ya hace años
que alguien plantea, sin éxito, ésta aberración.
Digo aberración porque no
se pueden entender unos Sanfermines sin encierro y no existe el encierro sin
corrida. Será otra cosa, pero no un encierro, “el encierro”.
Porque los Sanfermines son
la fiesta del Toro, el día gira en torno al Toro, y el encierro es nada más, y
nada menos, que el recorrido de los toros hasta los corrales de la Plaza de
Toros para su posterior lidia en la tarde.
En realidad el día taurino
en Pamplona empieza la víspera con el encierrillo, el traslado diario de los
toros desde los corrales del Gas hasta los de Santo Domingo, un recorrido en
aparente intimidad, mágico, apenas un minuto de una belleza cautivadora mientras
las últimas luces del día caen sobre la cuesta de Santo Domingo, y a escasos
metros calle arriba, los toros de fuego marcan la división entre el día y la
noche Sanferminera.
Diez horas después de ese
momento íntimo del encierrillo en la oscuridad, la liturgia continúa cuando la
luz de la mañana da paso al encierro, explosión y derroche de miedos y
adrenalina, sonidos, luz, color, ruido…
Algunas fotos
Día 9. Cebada Gago. Final Estafeta
Día 10. Fuente Ymbro. Pza Consistorial
Día 11. Núñez del Cuvillo. Mercaderes
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