Sigo con la “Cultura general”.
Traigo al blog un pequeño fragmento de una curiosa publicación titulada “Catecismo Taurino. Breve Compendio de conocimientos útiles a los aficionados a toros”, editado en Madrid en 1.908 y escrito por Manuel Serrano García-Vao (“Dulzuras”) escritor, periodista, y crítico taurino de ABC en los primeros años del siglo pasado (a quien sustituyó Gregorio Corrochano).
En el capítulo dedicado a “La Suerte de matar. Los pases de muleta”, como reza el subtítulo, encontramos algunos conocimientos útiles para los aficionados a los toros…
Ocurre que no siempre los lidiadores saben o pueden dar a cada toro la lidia conveniente, y cada res llega en sus especiales condiciones al trance final, en el que con los pases de muleta ha de corregir el espada todos los defectos, en muy poco tiempo, para conseguir dar la estocada lucidamente y antes de que llegue el espectador a aburrirse.
Existen dos clases de pases, que pudiéramos llamar originarios, de los que se derivan todos los demás que se dan a los toros. Son éstos el pase natural y el de pecho.
Ambos se dan con la mano izquierda, que es con la que deben hacerse todas las faenas, no apelando a la derecha sino cuando los toros están aquerenciados a las tablas o cuando se acuestan mucho del lado izquierdo.
El pase natural se da del modo siguiente: se colocará el diestro en la rectitud del toro con la muleta en la mano izquierda, el brazo extendido y completamente cuadrado el engaño hacia el terreno de afuera.
El toro, si es boyante y claro, acudirá por su terreno a la muleta y, cuando llegue a jurisdicción, cargará el torero la suerte y sacará el engaño por alto o por bajo, si hay que subir o bajar la cabeza, o completamente derecho si no hay defecto que corregir, dando un cuarto de vuelta y quedando preparado para otro pase.
Si el toro acude por el mismo terreno es de gran mérito repetir una o dos veces el mismo pase, y con tres o cuatro naturales dar una vuelta completa, lo que constituye el toreo en redondo, que muy pocas veces se ve por no ser fácil ni mucho menos.
Cuando, después del pase natural, el toro se revuelve ligero, buscando el trapo rojo hacia el terreno de dentro, debe el torero poner el brazo de la muleta hacia este mismo terreno, y con el engaño perfilado, formando un solo bulto con trapo y cuerpo, empapar al toro sobre corto y dar salida por el terreno del diestro, lo que resulta lucidísimo y se denomina “pase de pecho”.
Estos son los dos pases de los que derivan todos los demás, como antes se ha dicho.
(…) Ya se ha dicho que no deben usarse los pases con la derecha sino en los casos precisos, a pesar de lo cual son muchos los toreros que por miedo o ignorancia los ejecutan con frecuencia.
Hola, les mando una gran entrevista de D. Joaquim Murteira Grave http://www.naturales-tauromaquia.com/categoryblog/3131-triunfadores-naturales-2012-entrevista
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