Foto: Las-Ventas.com |
Buenas temperaturas y carteles “de otoño”, ni fú ni fá
sobre el papel.
El mejor presagio de que volverá la primavera ojala sea entonces la faena de Manuel Jesús “El Cid”.
De los novilleros poco que contar, mejor nada…y aunque en
su descargo habría que condicionar su pobre actuación a la mansada de El
Ventorrillo, que desde que Paco Medina se deshizo de ella parece dejada de la
mano de Dios, debe exigírseles más condición en algún caso, y más ambición en
otros.
Sálvese del desastre al palentino Diego Fernández, que
para mi era novedad, y que al menos puso ambición de novillero y tuvo detalles
de gusto.
El viernes volvió el Cid y puso la plaza boca abajo. La
prodigiosa zurda del de Salteras resurgió como hacía mucho tiempo la habíamos
visto, con temple, mando, gusto y arte, “musho” arte, una fantástica faena a la
que quizá sobró la serie en la que tiró de ayuda con la diestra.
Y una vez más,
los mejores pases de pecho del escalafón.
Una verdadera lástima su maldición con la tizona, y una
vuelta al ruedo merecidísima y clamorosa. Sin duda una de las faenas (o “la
faena”) del año en Madrid. Ya hay ganas de volverle a ver para el Patrón.
Fandiño estuvo “triste” y poco reconocible, bien es verdad
que no tuvo mucha opción, pero si que esperábamos algo más de él que una
forzada oreja, sin protestas, en su primera aparición de la miniferia. Por lo
demás quizá le pudo su autoexigencia, pero está claro que es uno de los
favoritos de la afición por su entrega y valentía. Llegarán tiempos mejores.
Sebastián Ritter, verde y con pocos recursos, puso al
menos la voluntad y ganas que se espera de un toricantano.
Alberto Aguilar, en su sitio y sin trampas, como casi
siempre, poco tuvo que hacer ante los mulos de Fraile que le correspondieron.
Joselito Adame estuvo valiente y voluntarioso, dejando
trazos de buen toreo que no pareció entender el respetable a juzgar por el
escaso eco que tuvo su actuación.
En Jiménez Fortes vi un toreo vulgar, descolocado y
ventajista que no me llama lo más mínimo la atención. El caso es que le he
visto hacerlo de manera diferente, así que achacaremos sus silencios a una
puntual falta de ambición…¿o no?
No entenderé al rasgamiento de vestiduras de algún sector
de opinión y aficionados por las protestas a la oreja de Ferrera. Siempre ha
habido y habrá diferencias de criterio, y un espectáculo democrático como la Tauromaquia da lugar
al desencuentro.
Por mi parte le afeo la utilización del conocido truco del garapullo, como lo definiera el maestro Vidal, con carreras, capotes
sin sentido y demás recursos al aplauso fácil, que además, eclipsó dos buenos pares por los adentros, al quiebro
ajustado, de muchos quilates y realmente espectacular el segundo.
Antonio Ferrera. Foto: Las-Ventas.com |
Sin embargo estuvo serio en la lidia y ejecutó elegantes
quites con el capote y alguna tanda de naturales en la querencia realmente
templados y profundos. Entiendo perfectamente la división de opiniones y no
entiendo, repito, el rasgamiento de vestiduras de los unos y de los otros, en
especial algunos de los que lucieron sus pañuelos. Muchas orejas de menos (y de
más) peso hemos visto por aquí.
Javier Castaño pudo hacer bien poco con el lote que
sorteó, pero algo más, y mejor, sí se le exigía. Puso en evidencia sus
carencias técnicas y con voluntad y poco más, amparado por una más que buena
cuadrilla (aunque a algunos les parezca circense) debe mejorar mucho si no
quiere sucumbir ante el brillo de sus subalternos. Dos estocadas infames dieron
paso a sus silencios.
Vamos con los de negro (y castaño...)
Nº 79 / 0 "Berbenero" de Victoriano del Río. Foto: Las-Ventas.com |
La de Victoriano del Río, representante del denostado
encaste “bodeguero” junto con la novillada de El Ventorrillo, ha resultado al
final, y con diferencia, la más completa del mini serial. Para que luego digan
que tenemos manía a lo “Domecq”. Resultaron en general un punto mansotes pero
encastados, incluso bravos como el tercero y, para mí y muchos otros,
extraordinario el cuarto, “Berbenero”, por su trapío, bravura y condición, si bien es cierto que en el
caballo simplemente cumplió. Volviendo la vista a la temporada venteña, ha sido
sin duda uno de los dos o tres toros realmente importantes, como lo fue la
faena del Cid.
Los lisardos y otras hierbas de Fraile, en extraña mezcla,
más bien mulos que toros de lidia que en
general, aunque alguno se movió mejor, no dieron opciones a los de luces.
La de Adolfo, cárdeno-descafeinada, descastada y mansa,
decepcionante para lo que se esperaba de ellos, de la que sólo se salvó el
cuarto, “Madroñito”, segundo del lote de Ferrera que probablemente en otras
manos no hubiera resultado igual y que, aún en su mansedumbre, apuntó nobleza y
algo de la casta que nos gusta de los cárdenos.
Y ese es el resumen de la Feria , un toro, “Berbenero” de Victoriano del
Río, y un torero, “El Cid”, con una zurda de oro, con una mención particular a
la buena lidia y algunos naturales y lances capoteros de Antonio Ferrera.
Poco más…
No hay comentarios:
Publicar un comentario