Antecedentes: Atractiva novillada concurso de ganaderías en Cabanillas del Campo con motivo de sus fiestas de verano.
Cabanillas del Campo (10.000 habitantes) es una localidad
de la Campiña
de Guadalajara situada a menos de cinco minutos (en coche, claro) de la
capital, a diez minutos de Azuqueca de Henares, veinte minutos de Álcalá de Henares, a poco más de otras
localidades del corredor del Henares. Todas ellas poblaciones importantes y con
afición. Y a poco más de treinta minutos de Madrid, capital del Reino.
Entrada general 12 euros, niños gratis y descuentos a
peñistas, parados, jóvenes y jubilados.
Buena campaña publicitaria en prensa y radio.
La entrada, siendo generosos, probablemente no llegara a 1.000
personas…
¿Calor? Puede…la verdad es que estaba atizando un calor
importante a esas horas en la Campiña de Guadalajara,
¿Mala fecha? Probablemente, son fechas en las que atrae más una montaña, una piscina
o una playa.
O también, por qué no, que al final solo somos cuatro “piraos”
los que peregrinamos de portátil en portátil con la calorina veraniega. Para mí
en este caso, cinco minutos andando.
Pudimos ver y saludar
a algunos buenos aficionados “venteños” llegados hasta Cabanillas
atraídos por el interesante cartel. A ellos también les considero dentro del grupo de “piraos” en el que me
incluyo.
La novillada resultó en líneas generales entretenida y con
algún (pocos) detalle interesante por parte de los de luces.
El resumen en síntesis vendría a decir que Gonzalo
Caballero, que reaparecía después de su grave percance en Las Ventas y 24 horas
antes de hacer el paseillo de nuevo en Madrid, resultó el triunfador entre los de luces, y que “Blanco”, un buen
novillo de Navalrosal, resultó el ganador del concurso.
Entrando en el detalle, algunos apuntes…
En el inicio de la novillada se dieron por megafonía unas
nociones “básicas” para entender el funcionamiento de una novillada concurso.
Quedó claro que para entrar en concurso el novillo debía acudir tres veces al
caballo.
Un 10 para la
Empresa y organizadores por el “detalle didáctico”. El
problema es que los novilleros no debieron prestar atención. De otra forma no
se explica su insistencia en pedir una vez y otra el cambio de tercio en el
primer puyazo.
Afortunadamente la presidencia, que es quien tiene la
potestad de cambiar el tercio, hizo caso omiso en alguna ocasión permitiendo
tomar tres varas a los novillos de Torrestrella y Navalrosal.
Incomprensiblemente esto no sucedió en el caso de
“Manifiesto”, el novillo de Polo Saiz que tuve ocasión de fotografiar en
el campo hace unos días.
Manifiesto entró dos veces al caballo (a
pesar de la intención del matador de cambiar el tercio tras el primer puyazo) y
sin ninguna duda hubiera tomado una tercera vara.
¿Por qué se cambió el tercio y se negó la posibilidad de
que entrara en concurso? Yo no lo sé, y como yo, algunos aficionados más que
nos hicimos la misma pregunta.
Para redondear la faena, Manifiesto resultó tener raza, clase, y duración en la embestida,
por lo que si además tenemos en cuenta que a mi juicio era el novillo mejor
presentado, posiblemente el jurado lo hubiera tenido más difícil a la hora de
decidir el ganador.
Blanco, de Navalrosal y triunfador del
concurso (por segundo año consecutivo resulta triunfadora Navalrosal) fue un
ejemplo del buen momento en el que se encuentra la ganadería. Encastado y noble,
tuvo fijeza y duración en la muleta, eso que ahora gusta tanto. Un buen novillo
en definitiva.
En mi “podium” sitúo en tercer lugar a “Escritor”, de
Torrestrella, un novillo que acometió
humillando con fijeza y clase hasta que se apagó.
Flojo y de pobre presencia el de Partido de Resina,
encastado y con clase el de Jandilla mientras duró, y soso y parado el de Ana
Romero.
Ausencia total del tercio de varas. No recuerdo haber
visto ni un solo puyazo que pueda calificarse como bueno en ejecución y
colocación.
Fernando Lomeña estuvo perdido y fuera de sitio en su
primero y algo más entonado con el cuarto, al que cortó una oreja. En su
descargo hay que decir que esta era su primera novillada de la temporada.
Gonzalo Caballero, que resultó triunfador, se mostró
algunos pasos por delante de sus compañeros de terna al menos hasta que resultó
volteado por el quinto. Aún así demostró bastante más oficio y recursos.
Francisco José Espada, el más joven de la terna, estuvo
digamos que voluntarioso, aunque poco en novillero, defecto muy extendido entre
el escalafón actual. No supo, no pudo, o no quiso, poner en suerte a sus
novillos para entrar al caballo creo que ni una sola vez, lo que en una novillada
concurso resulta aún más reprochable.
Justo triunfador por tanto Gonzalo Caballero, que aún a
medio gas y sin una actuación rotunda estuvo por encima de sus compañeros,
aunque tampoco llegó a estar a la altura de la calidad y las posibilidades que tenía
su lote.
Información antes de entrar
Lomeña con el de Partido de Resina
Gonzalo Caballero sin apreturas
Aquí mejor...
Oreja del Jandilla
La tablilla
Francisco J. Espada con el de Torrestrella
Blanco de Navalrosal, novillo triunfador
Oreja para Fernando Lomeña en su segundo
Manifiesto, de Polo Saiz
F.J. Espada con el de Ana Romero
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