Se cumplen noventa y cinco años de la muerte de José Gómez Ortega, "Joselito", el llamado "Rey de los Toreros".
Aunque de sobra conocidos, sirvan estos versos de Rafael Alberti como recuerdo.
Son, probablemente, los más profundos que se han escrito sobre José.
Niño de amaranto y oro,
cómo llora tu cuadrilla
y cómo llora Sevilla,
despidiéndote del toro.
Tu río, de tanta pena,
deshoja sus olivares
y riega los azahares
de su frente, por la arena.
Dile adiós, torero mío,
dile adiós a mis veleros
y adiós a mis marineros,
que ya no quiero ser río.
Cuatro arcángeles bajaban
y, abriendo surcos de flores,
al rey de los matadores
en hombros se lo llevaban.
Virgen de la Macarena ,
mírame tú, cómo vengo,
tan sin sangre que ya tengo
blanca mi color morena.
Mírame así, chorreado
de un borbotón de rubíes
que ciñe de carmesíes
rosas mi talle quebrado.
Ciérrame con tus collares
lo cóncavo de esta herida,
¡que se me escapa la vida
por entre los alamares!
¡Virgen del amor, clavada,
lo mismo que un toro, el seno!
Pon a tu espadita bueno
y dale otra vez su espada.
Que pueda, Virgen, que pueda
volver con sangre a Sevilla
y al frente de mi cuadrilla
lucirme por la Alameda.
Si mil veces naciera, mil veces sería torero. Yo no
veo nada más bonito, más artístico ni más emocionante que el toreo.
José Gómez Ortega, Joselito El Gallo
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