martes, 23 de septiembre de 2025

Sobre los encierros de Guadalajara

 


Guadalajara parece una ciudad que dormita durante todo el año y que despierta, ruidosamente, durante una semana de septiembre. Con sus Fiestas. Y dentro de sus Ferias y Fiestas, el Toro, y todo lo que le rodea, es el protagonista, con el encierro comenzando cada día como cabeza de cartel.

Vaya por delante una obviedad. Guadalajara no es Pamplona ni lo será. Es Guadalajara, y como tal debe buscar su propia identidad en los encierros. Las copias nunca salen bien, no debería intentar imitar a Pamplona, solo (nada menos) debe ser el referente en el que poderse mirar para mejorar, como la segunda capital de provincia que corre por la mañana los toros que se lidian por la tarde.

Seguramente no existe un acontecimiento o evento en esta ciudad, ni de pago ni gratuito, exceptuando la cabalgata de Reyes, que pueda congregar tanto público, ni a las 7.30 de la mañana ni a ninguna otra hora de cualquier día a lo largo del año.

Este año el encierro ha entrado en una nueva era, que esperemos se consolide, con una apuesta valiente de la Federación Taurina de Guadalajara y el propio Ayuntamiento de la ciudad por un nuevo recorrido, espectacular en mi opinión, que parte desde el mismo centro para enlazar con los últimos tramos del anterior recorrido.

El encierro de Guadalajara, si ya era algo grande, reúne ahora muchos atributos que le confieren potencial para convertirse en algo muy grande. Hará falta darle una vuelta a algunos detalles.

Con espíritu constructivo y el ánimo de aportar ese granito de arena para mejorar y seguir creciendo, voy a dar mi opinión (libre) sobre lo que yo he visto que puede ser mejorable.

En primer lugar, y adelantándome a los acontecimientos, se habla de un posible futuro cambio de hora retrasándolo a las 11 de la mañana para de esa manera evitar que las calles se vacíen a las 9 de la mañana y dinamizar el centro de la ciudad. Este nuevo horario, de establecerse, personalmente me parecería un error que podría hacer retroceder la línea ascendente de los últimos años.

Insisto, Guadalajara, en sus encierros, debe buscar y explotar su propia identidad, y probablemente su mayor seña de identidad sea el correr por sus calles a las 8 de la mañana. Esta claro que las 8 de la mañana de un 20 de septiembre no son las 8 de la mañana de un 7 de julio. Y eso precisamente le confiere una personalidad propia.

Esperar en la plaza de toros o en alguna de las calles el inicio del encierro, como espectador o corredor, mientras van apareciendo las primeras luces del día, le añade un atractivo de luces, sombras, noche, y día, que desaparecería con el cambio de hora,

Esa mezcla entre el ruido y la animación de las peñas y sus charangas, actores protagonistas que con el encierro dan por terminada la noche, se va mezclando con los que empiezan el día, sin tanto ruido y más relajadamente. El cambio de hora acabaría con ese momento mágico que a mí me parece también que es otra de las señas de identidad de los encierros de Guadalajara. Es complicado que las peñas retrasen su retirada hasta las 11 o 12 de la mañana para ver el encierro. Y perdiendo las peñas y sus charangas el encierro sería otro, sin el ambiente auténtico que le confiere su presencia y participación. No hay más que mirar los tendidos de la plaza de toros desde las 7 de la mañana, si perdemos las peñas y sus trasnochadores perdemos más del 50 por ciento de público que seguramente sería sustituido por otro menos festivo, participativo, y ruidoso. Sería otra cosa en definitiva.

Hay muchas posibilidades de llenar ese tiempo “muerto” que existe entre el final del encierro y la hora del vermú. Desde recolocar algunas actividades del programa hasta añadir alicientes a ese tiempo de espera. Aunque en ningún caso podemos esperar que la ciudad rebose de fiesta las 24 horas. No es Pamplona

¿Qué tal ir popularizando los almuerzos con la colaboración e implicación de los bares y restaurantes  del centro? ¿O con la participación de empresas locales a modo del vermú del parque de La Concordia, con almuerzos populares en la plaza y calle Mayor? ¿O programar las clases prácticas con alumnos de la Escuela a las 11 de la mañana y entrada gratuita?

Posibilidades de llenar ese espacio de 3-4 horas y dinamizar el centro existen sin necesidad de retrasar la hora del encierro.

En cuanto a cuestiones más “técnicas” para la mejora de los encierros, sería bueno plantearse un cambio en los primeros metros del recorrido.

La disposición del Mercado de Abastos podría posibilitar una solución con una salida más directa hacia la “cuesta del reloj”, en sentido contrario al actual, pasando por el Santuario de Nª Sª de la Antigua y evitando de esa manera la curva cerrada y contraperaltada en la que la manada pierde el apoyo en la pisada precisamente por ese contraperalte, y que creo que supone ahora el punto más crítico del recorrido.

Quizá sería también positivo permitir la presencia de corredores al final de esa cuesta del reloj, que tiren de la manada en la zona que suaviza la pendiente antes de la curva de entrada a la calle Mayor.

Y menos tramos con talanquera, como reivindicación de muchos corredores veteranos.

Puestos a opinar, la acertada y concurrida prueba del recorrido que se ha hecho este año el miércoles, debería asentarse en el programa pero corriendo las reses de recortes, de capea, o de sueltas posteriores, no solamente los bueyes, consolidando un quinto (primer) encierro con corredores, este si, en horario de tarde el martes o miércoles de la semana de Ferias.

Para finalizar esta “columna” de opinión y, aunque la Feria taurina da por si sola para hablar un buen rato, debemos reivindicar una mejor selección de ganaderías y ganado a lidiar. Todos saldremos ganando

Sirvan estas líneas con el punto de vista de un aficionado para continuar un debate constructivo en torno a los encierros de Guadalajara y su futuro más inmediato.

Ya falta menos para la Feria 2026

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