Guadalajara
parece una ciudad que dormita durante todo el año y que despierta,
ruidosamente, durante una semana de septiembre. Con sus Fiestas. Y dentro de
sus Ferias y Fiestas, el Toro, y todo lo que le rodea, es el protagonista, con
el encierro comenzando cada día como cabeza de cartel.
Vaya
por delante una obviedad. Guadalajara no es Pamplona ni lo será. Es
Guadalajara, y como tal debe buscar su propia identidad en los encierros. Las
copias nunca salen bien, no debería intentar imitar a Pamplona, solo (nada
menos) debe ser el referente en el que poderse mirar para mejorar, como la segunda
capital de provincia que corre por la mañana los toros que se lidian por la
tarde.
Seguramente no
existe un acontecimiento o evento en esta ciudad, ni de pago ni gratuito,
exceptuando la cabalgata de Reyes, que pueda congregar tanto público, ni a las
7.30 de la mañana ni a ninguna otra hora de cualquier día a lo largo del año.
Este
año el encierro ha entrado en una nueva era, que esperemos se consolide, con
una apuesta valiente de la Federación Taurina de Guadalajara y el propio
Ayuntamiento de la ciudad por un nuevo recorrido, espectacular en mi opinión,
que parte desde el mismo centro para enlazar con los últimos tramos del
anterior recorrido.
El
encierro de Guadalajara, si ya era algo grande, reúne ahora muchos atributos que le confieren potencial para convertirse en algo muy grande. Hará falta darle una vuelta a
algunos detalles.
Con
espíritu constructivo y el ánimo de aportar ese granito de arena para mejorar y seguir creciendo,
voy a dar mi opinión (libre) sobre lo que yo he visto que puede ser mejorable.
En
primer lugar, y adelantándome a los acontecimientos, se habla de un posible futuro
cambio de hora retrasándolo a las 11 de la mañana para de esa manera evitar que
las calles se vacíen a las 9 de la mañana y dinamizar el centro de la ciudad.
Este nuevo horario, de establecerse, personalmente me parecería un error que
podría hacer retroceder la línea ascendente de los últimos años.
Insisto,
Guadalajara, en sus encierros, debe buscar y explotar su propia identidad, y
probablemente su mayor seña de identidad sea el correr por sus calles a las 8
de la mañana. Esta claro que las 8 de la mañana de un 20 de septiembre no son
las 8 de la mañana de un 7 de julio. Y eso precisamente le confiere una
personalidad propia.
Esperar
en la plaza de toros o en alguna de las calles el inicio del encierro, como espectador
o corredor, mientras van apareciendo las primeras luces del día, le añade un atractivo
de luces, sombras, noche, y día, que desaparecería con el cambio de hora,
Esa
mezcla entre el ruido y la animación de las peñas y sus charangas, actores protagonistas
que con el encierro dan por terminada la noche, se va mezclando con los que
empiezan el día, sin tanto ruido y más relajadamente. El cambio de hora
acabaría con ese momento mágico que a mí me parece también que es otra de las
señas de identidad de los encierros de Guadalajara. Es complicado que las peñas
retrasen su retirada hasta las 11 o 12 de la mañana para ver el encierro. Y
perdiendo las peñas y sus charangas el encierro sería otro, sin el ambiente
auténtico que le confiere su presencia y participación. No hay más que mirar
los tendidos de la plaza de toros desde las 7 de la mañana, si perdemos las
peñas y sus trasnochadores perdemos más del 50 por ciento de público que
seguramente sería sustituido por otro menos festivo, participativo, y ruidoso. Sería
otra cosa en definitiva.
Hay
muchas posibilidades de llenar ese tiempo “muerto” que existe entre el final
del encierro y la hora del vermú. Desde recolocar algunas actividades del
programa hasta añadir alicientes a ese tiempo de espera. Aunque en ningún caso
podemos esperar que la ciudad rebose de fiesta las 24 horas. No es Pamplona
¿Qué
tal ir popularizando los almuerzos con la colaboración e implicación de los bares
y restaurantes del centro? ¿O con la
participación de empresas locales a modo del vermú del parque de La Concordia, con
almuerzos populares en la plaza y calle Mayor? ¿O programar las clases
prácticas con alumnos de la Escuela a las 11 de la mañana y entrada gratuita?
Posibilidades
de llenar ese espacio de 3-4 horas y dinamizar el centro existen sin necesidad
de retrasar la hora del encierro.
En
cuanto a cuestiones más “técnicas” para la mejora de los encierros, sería bueno plantearse un cambio en los primeros metros del recorrido.
La
disposición del Mercado de Abastos podría posibilitar una solución con una
salida más directa hacia la “cuesta del reloj”, en sentido contrario al actual,
pasando por el Santuario de Nª Sª de la Antigua y evitando de esa manera la
curva cerrada y contraperaltada en la que la manada pierde el apoyo en la
pisada precisamente por ese contraperalte, y que creo que supone ahora el punto más
crítico del recorrido.
Quizá
sería también positivo permitir la presencia de corredores al final de esa
cuesta del reloj, que tiren de la manada en la zona que suaviza la pendiente
antes de la curva de entrada a la calle Mayor.
Y
menos tramos con talanquera, como reivindicación de muchos corredores
veteranos.
Puestos
a opinar, la acertada y concurrida prueba del recorrido que se ha hecho este
año el miércoles, debería asentarse en el programa pero corriendo las reses de
recortes, de capea, o de sueltas posteriores, no solamente los bueyes,
consolidando un quinto (primer) encierro con corredores, este si, en horario de
tarde el martes o miércoles de la semana de Ferias.
Para
finalizar esta “columna” de opinión y, aunque la Feria taurina da por si sola para
hablar un buen rato, debemos reivindicar una mejor selección de ganaderías y
ganado a lidiar. Todos saldremos ganando
Sirvan
estas líneas con el punto de vista de un aficionado para continuar un debate
constructivo en torno a los encierros de Guadalajara y su futuro más inmediato.
Ya
falta menos para la Feria 2026
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